Unas 120 piezas del Museu Egipci de Barcelona revelan desde hoy en Tenerife cómo el antiguo Egipto plasmaba en el arte, las joyas y la cerámica su ansia de eternidad, en una muestra que incluye 65 fotos sobre la excavación que llevó a Howard Carter a descubrir la tumba de Tutankhamón.

La exposición "Egipto. En busca de la eternidad" se exhibirá hasta el 27 de enero de 2018 en el Espacio Cultural de la Fundación CajaCanarias en Santa Cruz de Tenerife y cuenta con un 10 por ciento de los fondos del Museu Egipci de Barcelona, que gestiona la Fundación Arqueológica Clos, fundada hace 25 años.

Para la presentación de la muestra acudieron a la capital tinerfeña la directora general del Museu Egipci, María Ángeles Taulé; y el comisario de la exposición, Lluis Gonzálvez, quienes explicaron que esta institución catalana atesora una de las mayores colecciones privadas de arte del antiguo Egipto en Europa.

El presidente de la Fundación CajaCanarias, Alberto Delgado, señaló que el visitante de la exposición se enfrentará al vértigo de contemplar obras de una civilización de hace 5.000 años y que sigue fascinando a la Humanidad.

En la muestra se reúnen piezas desde la época predinástica, hacia el 3.500 antes de Cristo, hasta los primeros años del dominio romano en Egipto, en el umbral del primer siglo de nuestra Era.

María Ángeles Taulés precisó que la organización de la muestra en Tenerife ha sido un proyecto costoso y complicado porque a la isla se han trasladado máscaras funerarias muy delicadas, y recordó cómo al principio de la Fundación Clos no había prácticamente misiones arqueológicas españolas, mientras que ahora hay varias dirigidas por egiptólogos nacionales.

El comisario de "Egipto, en busca de la eternidad", Lluis Gonzálvez, indicó que el objetivo de la muestra es exponer los principales elementos que caracterizaron a una de las civilizaciones más admiradas y estudiadas por el público de todos los tiempos.

"Los egipcios andaban como locos buscando la eternidad, y lo consiguieron con creces con su originalidad y trascendencia", subrayó Gonzálvez, quien explicó que la muestra aborda dos ámbitos, el de la vida cotidiana en el antiguo Egipto y la influencia del Nilo en su organización social y política, con el faraón como jefe supremo y con aspectos como la escritura jeroglífica, las artes y los oficios, la joyería, las armas y la cosmética.

Esta parte de la exposición incluye documentales sobre los jeroglíficos y sobre el papel que en su lectura desempeñó la piedra Rosetta, así como sobre las prácticas funerarias y el mito de Osiris, el dios que cedió a los humanos el derecho a gozar de una vida más allá de la terrenal, añadió el comisario de la muestra.

De ahí que se ahonde también en el sentido de la casa para la otra vida -la tumba- la momificación y los objetos que acompañaban el proceso, como las máscaras funerarias, las estelas, las estatuillas de sustitución y los amuletos.

Una de las piezas más importantes de la muestra es precisamente una tapa de sarcófago de madera estucada y pintada del período Ptolemaico (332-30 aC) que por el tipo de peluca que la decora podría pertenecer a una mujer y que luce un gran collar "usejet", rematado por dos cabezas de halcón coronadas con el disco solar.

También se exhibe un collar del mismo tipo realizado en pasta vidriada y oro del Reino Nuevo (1550-1070 aC) de amplias dimensiones y rico colorido, y que era una prenda lucida tanto por hombres como por mujeres, así como por los dioses en sus representantes artísticas.

Entre las pinturas hay una mural que representa a dos sacerdotisas del dios Amón portando ofrendas, y que procede de la dinastía XVIII (1550-1307 aC), junto a enseres como cofres de cosmética, espejos, peines, instrumentos musicales y collares de turquesa, lapislázuli y fayenza, que era el material utilizado para imitar a las piedras preciosas.

Asimismo se muestra en la colección una pequeña momia de gato del período Ptolemaico cuyo estudio radiológico ha determinado que se trata de un cachorro que murió por un traumatismo craneal, en lo que pudo ser un sacrificio intencionado debido a la alta demanda de momias de animales utilizadas como exvotos para los dioses.