El cantautor madrileño Javier Álvarez vuelve de nuevo a su segundo hogar, Tenerife, donde tiene una porrada de amigos y donde grabó su último registro, "Já", cuyos temas interpretara hoy, a partir de las 20:30 horas, en el teatro Leal de La Laguna, además de otras canciones de su variada discografía. Espera compartir escenario con los músicos Rogelio Botanz, Pedro Acevedo y el grupo Ida Susal, liderado por Julia Botanz.

Este inquieto músico, cantante y compositor, que está feliz, lleno y contento, aclaró que el de hoy es el último concierto de la gira que viene desarrollando porque, "estoy componiendo mi nuevo disco que grabo en marzo, luego me encerraré a terminarlo de componer. En esta actuación presentó un nuevo trabajo que he producido en Tenerife, , y son cinco temas inéditos hasta ahora. Es la primera vez que me autoproduzco y la primera que grabo algo íntegramente en la Isla".

Este personaje, que ofreció su último directo en Tenerife en mayo en San Juan de la Rambla y en Tegueste, asegura estar muy unido a la Isla. "Tengo un vínculo muy, muy fuerte con Tenerife. No saben ustedes hasta que punto. Siempre digo que es mi segunda casa, pero voy y siempre me pregunto, ¿cómo mi segunda casa?, aunque también me gusta mucho Madrid".

Este artesano de la canción, un popero hasta la médula, es enemigo de los encasillamientos. Ya lo decía en su canción "Padre", incluida en su disco "Tres" (1999), con el estribillo "Padre, soy pajillero, maricón y drogadicto (...)".

Álvarez reconoce que "está canción fue un poco una declaración de principios, porque es muchísimas cosas. Las etiquetas me parece que son un poco aburridas. Son útiles, como el abecedario, para podernos entender, pero quedarse ahí ... Yo escucho de todo, lo que más pop, pero también me gusta el hip hop, el country, el folk, el rap, la música negra, la latina, hasta el regatón".

Esta actitud abierta hacia la música también la traslada a las letras de su canciones, muchas de ellas cargadas de ironía, cinismo y cierto carácter mordaz. "Siempre digo, cuanto más me abro más me cabe".

Este enjambre de sentimientos y deseos que transmite en sus canciones vive un momento feliz en su vida creativa. "He tenido dos momentos así y han sido cuando hice el primer disco y ahora, incluso mejor con la experiencia de todos estos veintitantos años pasados que me han enseñado un montón. La verdad es que estoy en mi mejor momento. Me encuentro muy feliz, muy centrado, muy ilusionado, muy lleno y muy contento".

Este genuino intérprete, que dio a conocer su arte en el metro de Madrid y en El Retiro hace ya más de dos décadas, hasta que le sonrió el éxito y "La edad del porvenir", considera que el momento actual es maravilloso históricamente, a pesar de la incertidumbre, crisis y dudas imperantes. "Eso es bueno, estamos en un momento de cambio. Si estamos atentos nos puede traer cosas buenas que creo están ocurriendo".

Él sigue adelante con su carrera, tanto en solitario como en su dúo Las Maris, junto a Nieves Arilla. Tiene ya diez discos en el mercado, uno de ellos inédito, "A", que no existe en formato físico y sólo interpreta en directo al atardecer en espacios íntimos, como casas privadas, museos, tiendas o incluso en una huerta. Es una de esas rarezas que lo definen.

El espíritu libre que le caracteriza le ha permitido siempre componer y tocar las canciones que le han salido de sus entrañas, sin cortapisas, aunque aclara que "censura hay siempre y no hay nunca. En estos tiempos que corren no vivimos en una democracia, sino en un sistema que llamo dinerocracia. Censura siempre la ha habido", aunque aclaró que "siempre he hecho lo que he querido y lo que me ha salido. Soy un artesano de lo que hago y hago lo que me sale, no otras cosas". Hoy también hará lo que le apetece: tocar en La Laguna junto a sus amigos y los que deseen escucharle.

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