La Real Sociedad de Amigos del País de Tenerife (RSEAPT) acogió este lunes la conferencia que bajo el título "Los Nava y Grimón y su época" pronunció Manuel Hernández, profesor titular de Historia de América en la Universidad de La Laguna (ULL), con la que se abrió el programa de las I Jornadas sobre Historia de Canarias, que hasta el próximo sábado, día 11, celebra esta institución.

La conferencia, introducida por el director de la RSEAPT, José Carlos Alberto Bethencourt, se centró en mostrar una semblanza de "dos destacados personajes en una coyuntura de grandes cambios económicos y transformaciones sociales". El momento histórico en el que se inscriben las vidas de estos dos grandes hacendados y hombres de la Ilustración, el siglo XVIII y principios del XIX, aparece señalado por tensiones y conflictos, acontecimientos capitales en el devenir de Canarias como la crisis del malvasía, la reconversión hacia nuevos cultivos, la emigración, las ideas del Despotismo ilustrado, el liberalismo, la competencia entre Santa Cruz y La Laguna, la lucha por la capitalidad o el pleito insular.

La vida de Tomás de Nava y Grimón y Porlier, V Marqués de Villanueva del Prado, fue corta (1734-1779), apenas 45 años, pero un tiempo en el que su figura resultó "clave en la vida política", desde su condición de Regidor y Síndico Personero.

"Fue, sin duda, el más conspicuo representante de la Ilustración canaria, artífice de la célebre Tertulia de Nava", un foro en el que se cuestionaban los principios marcados por la Escolástica, señaló Manuel Hernández. Algunos títulos de su considerable biblioteca, con textos representativos del Siglo de las Luces, fueron "perseguidos" por la Inquisición. Se trata de un personaje ilustrado, abierto a nuevas ideas, que se cuestionó su fe desde ese sentimiento que fusionaba "catolicismo y razón".

Tomás de Nava y Grimón legó en sus textos la expresión de la "ideología ilustrada", subrayó el conferenciante, quien puso de manifiesto el carácter singular de una aristocracia isleña que, además del valor de la tierra, se volcó hacia la actividad comercial, en competencia con la burguesía mercantil establecida en Santa Cruz, amparada por el traslado del Capitán General (1723) y el establecimiento del Consulado.

Este personaje vivió "el esplendor de la Ilustración", señala Manuel Hernández, "desde un espíritu reformador y filantrópico".

Su hijo, Alonso de Nava y Grimón (1757-1832) "hereda" todos los cambios sobrevenidos por la Revolución Francesa (1789). Como su padre, también fue director de la RSEAPT, en dos etapas, y defendió los privilegios de su clase frente a la burguesía mercantil.

"Se crió entre las lecturas de Voltaire o Montesquieu", destacó el conferenciante, estableció contacto con los científicos ilustrados que visitaban la Isla y residió dos años en París, coincidiendo con Agustín de Bethencourt y Antonio Porlier, y a él se debe la fundación del Jardín Botánico de La Orotava.

"Desde un punto de vista pragmático fue un absolutista ilustrado, abierto y posibilista", subrayó Manuel Hernández.

Alonso de Nava defendió el "liberalismo económico de las Islas como centro de intercambio", además de un régimen fiscal canario capaz de articular un mercado interno de granos.

Cuando Napoleón invade España, y ante el vacío de poder, Alonso de Nava "tomó la decisión de proclamar la Junta Suprema con sede en La Laguna", donde aúna a las élites y la burguesía comercial, "chocando con los intereses de Gran Canaria, que proclama el Cabildo permanente", germen del llamado pleito insular.

La pugna por la capitalidad lo condujo a reclamar para su ciudad, La Laguna, la Universidad de San Fernando y el Obispado.

Dos grandes hacendados que señalan el paso del Antiguo Régimen, la irrupción de la Revolución Francesa y el liberalismo.

Manuel Hernández

profesor de historia de américa en la ull