Es un espectáculo pensado para una audiencia infantil; un "show" para "niños" que ahora son padres y pequeños que nunca han experimentado en vivo la magia de "Los Payasos de la Tele". Sí. Rody Aragón, hijo del legendario Fofó, explica las claves de una puesta en escena que es un auténtico "déjà vu" a esa pregunta que mantuvo en la década de los setenta y comienzo de los años ochenta a miles de enanos "clavados" delante del televisor. "¿Cómo están ustedes?".

Ese grito, que hicieron popular en un instante primigenio, Gaby, Fofó y Miliki -en una segunda línea se incorporaron al proyecto Fofito, Rody y Milikito- volverá a retumbar mañana en la carpa que se instalará en el Camino de Las Mantecas de La Laguna (Campus de Guajara).

"Los Payasos de la Tele" tiene una duración de una hora y cuarenta y cinco minutos, moviliza a una docena de artistas y se divide en dos actos que se unen con el número del hombre bala en el exterior de la carpa. "Lo sacamos a la calle porque es ahí donde tradicionalmente se hacía esta atracción y, sobre todo, porque es un vuelo de unos 14 metros", desvela el actor principal de la segunda parte de la función. Ahí es cuando Rody abre el catálogo musical para interpretar clásicos como "Hola don Pepito...", "La gallina turuleta" o "El auto de papá". Las canciones han sido reelaboradas -sin arrebatarles su esencia- para adaptarlas a 2017. "Hay cosas que hoy no funcionarían y otras que se han revisado para reforzar el mensaje que querían trasladar entonces".

Veintinueve funciones de "Los Pasayos de la Tele" se agotaron en el estreno de esta propuesta en Las Palmas de Gran Canaria. "Es un show nuevo que está teniendo una gran aceptación", precisa el componente de la familia Aragón en un momento de la conversación en el que confirma que las "dudas iniciales" se han despejado en poco tiempo. "Es normal que nos planteáramos si la fórmula iba a funcionar, pero cuando ves cómo reaccionan los espectadores y todas las funciones registran un lleno percibes que este es un producto que tiene una clientela muy amplia, algo esperado por adultos y niños", agradece.

Números aéreos, coreográficos, de payasos... Ese, más o menos, es el guion que describe "Los Payasos de la Tele" antes de desembocar en su vertiente más emocional: la vinculada con las señas de identidad de una marca de diversión pionera. "La gente participa en el espectáculo, es una pieza clave para llegar al final del mismo con una energía positiva. Desde la pista ves cómo claramente esa transformación de los mayores, que por un momento se quitan un montón de años de encima, y la emoción del que asiste por primera vez a un entretenimiento de estas características. En ese sentido, la vieja idea asociada con la expectación que se originaba en una ciudad cuando llegaba un circo no se ha perdido. Eso sí, este es un circo que es muy respetuoso con sus raíces, es decir, pensado para la diversión, en el que no hay animales", revela sobre un esquema en el que se anudan las pruebas de habilidad, "sketch" de humor y mucha música.

Rody Aragón, por último, asegura que hay algo en torno al que denominan el mayor espectáculo del mundo que le sigue llamando la atención: "La frase que más me sigue sorprendiendo de este mundo es: ¿Papá (o mamá) podemos volver al circo?", cuenta sobre una propuesta que estará en Aguere hasta el 26 de noviembre.