El escritor y humorista ruso Mijail Zadórnov, uno de los satíricos más queridos en este país, falleció anoche a la edad de 69 años tras un año de lucha contra un cáncer cerebral terminal, informaron hoy medios rusos.

"Su enfermedad era absolutamente incurable. Tenía afectados los dos hemisferios del cerebro. Falleció anoche", dijo al canal RT el cantante Iosif Kobzón.

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, expresó sus condolencias a la familia y amigos del destacado humorista, que renunció en junio a seguir el tratamiento para pasar los últimos meses de vida junto a sus seres queridos.

Zadórnov saltó a la fama en los últimos años de la Unión Soviética, y como muchos otros humoristas de la época, escribía y leía monólogos con una crítica más o menos encubierta de la vida en el país comunista.

Semanas después de la extinción de la URSS en diciembre de 1991, fue elegido para felicitar a los rusos con el Año Nuevo de 1992 en televisión, al parecer porque el primer presidente de la Rusia postsoviética, Boris Yeltsin, no pudo grabar a tiempo su mensaje de felicitación.

Yeltsin y Zadórnov fueron amigos y compañeros en las pistas de tenis -un deporte que ambos practicaban con asiduidad- e incluso compartían el mismo edificio de viviendas gubernamentales en la parte occidental de Moscú.

Pese a esa amistad, Zadórnov expresó en 2011 su apoyo público al Partido Comunista de Rusia de cara a las elecciones parlamentarias que se celebraron ese año.

Durante las últimas décadas, la gran mayoría de los monólogos de Zadórnov se centraron en ridiculizar a Occidente y sobre todo a Estados Unidos.

"Pero qué estúpidos que son" era la coletilla que más usaba en sus piezas y que le valió la prohibición por parte de EE.UU. de viajar a ese país.