Se considera moderno y muy liberal, le encanta trabajar con jóvenes y está muy pendiente de lo que pasa, por eso al único cantante gitano de boleros, "Ñy de Barcelona!", que existe, Ramón Calabuch "Moncho" (1940), le duele lo que pasa en su tierra: "han roto la convivencia de los catalanes".

"No soy independentista. Me provoca mucha preocupación lo que está pasando. Han roto la convivencia de los catalanes y eso no es un bolero", subraya en una entrevista con EFE esta leyenda viva de "la música del amor", que acaba de editar un disco que tenía guardado desde que lo grabó en 2010, "Mis queridos boleros".

Era algo, detalla, que se empeñó en hacer pero en lo que "nadie creía", así que, después de reunir en estudio a músicos cubanos como los pianistas Abel Marcel y Roberto Álvarez-Castejón, los contrabajos Robin Reyes y Jorge Reyes, el flautista José Luis Cortés "El Tosco", el timbal José Luis Quintana "Changuito" y los percusionistas Luis Ferrer, Osmani García y Washington Martínez, el trabajo "se quedó en un cajón".

"Fue una experiencia fantástica juntar a aquellos músicos de latin jazz -entonces de gira por Europa- y grabar sin arreglos musicales, solo pasando los temas 3 ó 4 veces. Ha sido una sorpresa que ahora sí haya interés en él", revela el artista sobre el disco (Satélite K), al que solo faltaba ser mezclado y masterizado.

En el disco interpreta "Obsesión", "¿Y cómo es él?", "La puerta", "Lágrimas negras", "No me platiques más", "Cómo fue", "Cada vez más", "Amor mío", "Procuro olvidarte", "Lamento borincano", "Miénteme" y "Tú, mi delirio".

"Son temas de toda la vida, descartados en su momento porque no cabían en otros discos pero igualmente importantes y queridos. A ellos uní el clásico de Perales ''¿Y quién es él'''' porque nunca se había hecho en bolero", explica el artista, que anunció en septiembre del año pasado que se retiraba por un problema en la garganta.

No puede cantar porque tiene una cuerda vocal paralizada a consecuencia de una neumonía sumada a un herpes zoster en su oreja izquierda y una biopsia mal hecha: "el resultado es que el nervio quedó tocado", revela el intérprete, que ha grabado 35 discos en sus 58 años de carrera.

Saber que nunca más iba a actuar fue "un palo muy duro, un sufrimiento muy grande" porque pensaba que se recuperaría y cuando le dijeron que no, se le vino "el mundo encima".

"Estuve muy mal pero la vida sigue y la música sigue y ahora produzco a gente joven y canto en la intimidad, a media voz. He tenido que bajar un tono. Puedo hacer dos temas, pero un recital, imposible", resume.

Nunca jamás ha cantado flamenco, pero empezó, con 14 años, nada menos que con Lola Flores y Antonio González "El Pescaílla" en su local de Madrid, "Caripén": "allí reté el gran Lucho Gatica a que me pusiera a prueba, que me dijera una palabra o dos y yo seguía el bolero. Nos dieron las siete de la mañana y él se dio por vencido".

Gatica le "nombró" "Rey del Bolero" y Armando Manzanero escribió para él "Llévatela", su primer disco: "para mí era un sueño. Me daba abrazos y me preguntaba ''pero tú de dónde has salido''", recuerda riéndose.

No ha encontrado ningún sucesor: "Me gustaría que tuviera futuro pero para ser bolerista hay que saber decirlo más que cantarlo. Un bolero es una canción de amor que le canta al desamor. A todos nos ha pasado, nos dejan o dejamos".

Él se casó muy joven con "una paya" y aquello duró tres meses, luego conoció a una madrileña que se llamaba Concha, también "paya", y fue el amor de su vida, pero falleció hace tres años.

"Era la más bolerista del mundo", recuerda con nostalgia este gitano "por los cuatro costados" que asegura que ha tenido mucha suerte en la vida porque siempre ha gozado del respeto y la admiración de los músicos.

"Si hago un nuevo disco -bromea- ya tengo el título ''Moncho con una sola cuerda''. Sería un bombazo, nadie ha cantado así".