Por su apariencia exterior no parece que sea un espacio reservado al culto religioso, pero la suma de pequeños detalles convierte a la ermita de Nuestra Señora del Carmen, Stella Maris de El Pris (Tacoronte), en un lugar que desprende un recogimiento que no siempre está presente en una gran construcción cristiana. "Un proyecto con estás características no es fácil de explicar, pero hicimos un trabajo previo de divulgación con el objetivo de que los vecinos tuvieran toda la información", comenta el arquitecto Alejandro Beautell respecto a una construcción que ha modificado el paisaje del antiguo embarcadero de un núcleo pesquero que comparte sus lindes con Mesa del Mar. "No tenía sentido hacer una iglesia imitando los planteamientos del siglo XVIII", apuntala el arquitecto lagunero sobre un diseño que acaba de ser premiado por la revista Faith & Form y el American Institute of Architects. Pero este no es el único reconocimiento internacional que tiene la ermita de Stella Maris: la obra fue seleccionada para la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires (2017) y galardonada con el Premio Nan Arquitectura 2017. Unos problemas de cimentación localizados en una parcela cercana obligaron a buscar una nueva ubicación a una ermita que llevaban reclamando durante años la asociación de vecinos y la cofradía de pescadores. "Los inconvenientes tampoco eran pocos, pero había mucho interés en propiciar esta construcción", explica Beautell, arquitecto que también firmó los planos de la ermita de San Juan Bautista de El Hierro. El solar era pequeño y raro, su suelo era rocoso y su desmonte fue descartado para que las edificaciones contiguas no se vieran afectadas y un viento de dirección norte ejercía un efecto lija notable. "El encargo era complejo, pero desde el principio trabajamos con la idea de menos es más". Con un prepuesto ligeramente superior a los 50.000 euros que hicieron falta para levantar la ermita de El Hierro, los trabajos en El Pris se desarrollaron durante un año (2016). "Las posibles dudas iniciales quedaron atrás a partir de las ganas que manifestaron los vecinos a la hora de tener su ermita", agradece Alejandro antes de explicar uno de los secretos que maduró en una de las paredes del pequeño templo. "En una de las primeras reuniones les pedimos -en el equipo de colaboradores figuran Marius Micu (arquitecto), Eloy Fernández (aparejador) y Manuel Rosado & Flavio Dorta (delineantes)- que trajeran vino del país en botellas de cristal azul", recuerda sobre una comida que se organizó en el solar que ocupa la ermita. "Al final rompimos los envases y los cristales los incorporamos a la masa de hormigón con la que hicimos una parte del edificio", añadiendo que "en función de la claridad que reciben -hay cuatro puntos de luz- se crean diferentes efectos lumínicos". Obra promovida por la parroquia de San Juan Bautista de Tacoronte y el Obispado de Tenerife, desde el minuto cero Alejandro Beautell -en la actualidad está ejecutando otro proyecto en la localidad isorana de Alcalá- tuvo claro que "la ermita se tenía que integrar en El Pris, no imponerse al entorno", precisa sobre una actuación en la que se cuidaron todos los detalles. "Es un templo dedicado a la Virgen del Carmen y su imagen está orientada al norte porque es la estrella que guía a los marineros en la oscuridad, la Stella Maris", destaca.

las cifras

81.156 euros fue el presupuesto de un proyecto que tardó en construirse un año.

67,57 metros cuadrados mide una ermita que acoge una eucaristía semanal todos los domingos al mediodía.

14 estrellas incrustadas en sus muros simbolizan el vía crucis. El pequeño templo tiene un aforo para unas 30 personas y la sacristía está ubicada en el exterior, junto a una cueva.