Mayte Martín (Barcelona, 1965) ha amado en los últimos 33 años "mucho y bien" a muchas mujeres y son ellas las que le han dado la materia prima de su último disco, "Tempo Rubato", un "diario sonoro" en el que cuenta su "tempo enamorato, tempo jodito", bromea la cantaora en una entrevista.

No es flamenco, su territorio más conocido, ni bolero, su otra pasión, sino canciones melódicas escritas y compuestas por ella que ha ido atesorando a lo largo de su vida: "a uno le pasan cosas y las va escribiendo en un diario, pues eso es este disco", que presentará el 2 de febrero en el Price, en el festival Inverfest.

En música, "tempo rubato" es una indicación en la partitura que significa que el solista abandona la regla para dar más expresividad a lo que hace y marca un "impasse" que retrasa el tiempo, "lo mismo que pasa cuando te enamoras; es un tiempo robado a la vida".

La primera "entrada" en su diario, de la primera mujer que la dejó "en suspenso", es de 1985, cuando ella tenía 20 años. Luego vinieron "muchas más" y no todas las protagonistas la han querido bien pero sí "mucho": "en mi vida lo que he hecho ha sido cantar y enamorarme".

"Soy intensa, amorosa, romántica, cariñosa, aunque tenga mis puntos de sombra y todo eso se ve en este disco. No soy moderna, soy libre", reivindica.

Cuando tenía ya cuatro temas se los llevó al compositor y pianista y clarinetista Joan Albert Amargós. Le explicó su idea y él le dijo que siguiera con su "diario", que un día lo compartiría con el público.

"Luego le pedí arreglos para un quinteto, o más buen cuarteto más contrabajo, y que no tuviera en cuenta que yo soy flamenca. Lo ha ido trabajando con aportaciones muy complejas de construir pero muy fáciles de escuchar", agrega.

"Investigó" hasta encontrar a los "mejores compañeros de viaje" y dio con el Qvixote Quartet: "lo tienen todo y hemos conseguido una buena conexión a nivel personal y musical. Se enamoraron del proyecto y se nota. Ha sido un año de trabajo muy bueno".

Son todos temas suyos pero ha querido incluir un soneto de García Lorca, "Gacela del amor imprevisto"; el tango de Alfredo Le Pera y Carlos Gardel "Sus ojos se cerraron", el "Soneto de amor" de Rafael de León y la canción de Nuria Canal "La mujer del pirata".

Sigue teniendo con la industria discográfica las mismas relaciones que cuando decidió que en su hambre mandaba ella, es decir, ninguna, y por eso para este disco ha vuelto a acudir al "crowdsourcing", a través de Verkami, donde ha reunido 50.000 euros.

"Hay peajes que no estoy dispuesta a pagar. Tuve mi momento de multinacional y ahora tengo tiempo, paz para mi ritmo creativo y marco mis prioridades. No quiero que nadie me diga cuándo ni con quién", asevera.

De la experiencia de financiación mediante colaboración masiva dice que es "muy hermosa": "se gace partícipe a la gente, que te apoya en tu verdad creativa. No estás manipulado por nadie ni condicionado por nada".

El disco lo grabó dos veces porque la primera no le gustó nada el resultado -"carecía de alma"- y "lo tiró". Luego alquilaron un auditorio y lo grabaron en cuatro días, como si estuvieran ensayando.

Es un CD, dice, "irreversible", al que ha llegado a partir de mucho trabajo y conciertos: "Su contenido emocional -como pudo comprobar recientemente en el Teatro Lope de Vega de Sevilla- traspasa a la gente".

Cuando las interpreta ante el público toca ella también la guitarra porque así las compuso, "respiradas de esa manera", y con su quinteto, "puro terciopelo", ese instrumento funciona "como una batuta".

"Me vuelve loca el minimalismo, lo pequeñito, lo condensado. La grandilocuencia no va conmigo. Quiero construir con mis músicos de una forma muy cercana. Si se te escapan de las manos, pierdes, esa es una de las razones que me hizo alejarme de las multinacionales", apostilla.

Sobre Cataluña asegura: "están todos movidos y removidos por el surrealismo de la situación, con un futuro negro. La información está manipulada y no somos como la imagen que se da fuera. Los catalanes, molamos".