Está degustando los últimos sorbos del XII Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora, una aventura que conoce bien desde sus orígenes y que no para de crecer. "MiradasDoc no es un festival con alfombra roja; lo que pasa aquí pretender dar respuestas a otras inquietudes que hay en la industria del cine", resume Alejandro Krawietz en el arranque de una entrevista en la que se fusionan recuerdos, realidades y sueños: pasado, presente y futuro de un proyecto que hoy cubre la etapa final de 2018. "Una vez superamos el mercado nos damos cuenta de que ya estamos al final de la suave pendiente que conduce al mar", admite el director de MiradasDoc.

¿Está satisfecho por cómo está saliendo este MiradasDoc?

Estamos contentos con las valoraciones que se han hecho desde la crítica. Hemos tenido la suerte de contar estos días en Guía de Isora con programadores de festivales y periodistas especializados de otros países... Todos hablan cosas positivas de la programación, que para nosotros es el verdadero núcleo del festival o el espacio sobre el que gravita MiradasDoc. Sin esas películas el resto de las cosas que ocurren aquí no tendrían demasiado sentido.

¿Cómo han encajado las nuevas piezas?

El Foro de Coproducción África - América Latina II (AFROLATAM LAB) ha ido muy bien. La valoración de los cinco proyectos que se presentaron fue alta y creemos que existen muchas posibilidades de que se cierren procesos de finalización para esas obras: son historias maduras en las que entran en contando dos continentes. La respuesta obtenida con el Laboratorio Internacional de Animación-Bridging the Gap (BTG) ha sido excelente, el mercado continúa mejorando cada año y, sinceramente, creo que esta ha sido la mejor edición del "pitching" de MiradasDoc Market.

El "vis a vis" funciona, pero ¿cuál es el papel que está jugando el festival en las redes sociales?

Tanto en Facebook como en Twitter hemos estado muy activos... MiradasDoc genera un goteo de información constante y el tránsito de toda esa información a las redes sociales ha sido eficaz y, sobre todo, se ha podido visibilizar. Yo no me llevo demasiado bien con ese mundo, pero eso no quita que tengamos que hacer un esfuerzo por llegar lo más lejos posible. Siempre he dicho que el principal aval de MiradasDoc son sus contenidos y las redes sociales la gran mayoría de las veces dan muchas vueltas alrededor de los contenidos, pero no entran en ellos para analizarlos. Nuestro reto es que la gente que habla de MiradasDoc a través de esos canales destaquen aspectos de los documentales que se proyectan, de las actividades que se realizan durante todo el festival, de lo que hemos logrado en Guía de Isora... Eso sí, todos los comentarios deberían estar construidos a partir de una mirada crítica sobre lo que acaban de ver.

Usted siempre le ha dado más valor al contenido que al envase, ¿ese es uno de los secretos para que la fórmula funcione?

Este es un festival sin alfombra roja; de mucho contenido y poco celofán. En MiradasDoc nunca nos han interesado el papel de regalo y otros envoltorios que distraigan la mirada del espectador. El regalo está en la programación. Muchos vecinos de Guía de Isora todavía recuerdan películas que pasaron por aquí hace cinco o seis años. Eso significa que dejaron huella. En la edición de este año ya se han detectado los documentales que pueden permanecer en la memoria de los aficionados al género.

En la rueda de prensa inaugural se hizo referencia a esa larga y dura travesía por el desierto que le tocó realizar a este proyecto cuando la situación económica lo puso contra las cuerdas. Hoy, en cambio, parece que esa hemorragia anímica se ha cortado, que MiradasDoc está fuera de peligro.

El afán por mantener con vida a este proyecto alrededor de una buena programación siempre fue una de nuestras prioridades y ese cuidado, casi mimo, originó la gratitud del sector. Haber cuidado lo que teníamos cuando las ventanas de otros festivales con un perfil parecido al de MiradasDoc se estaban cerrando desencadenó una complicidad que hemos rentabilizado al máximo. A pesar de que ahora las cosas marchan mejor, lo que no vamos a perder nunca es la humildad de ser un proyecto que tiene los pies en el suelo. Esto nos lo hemos currado... El aura que tiene MiradasDoc como festival trampolín no es nada casual, eso es trabajo. Nos hemos granjeados una reputación que ha permitido desarrollar nuestra musculatura en el ámbito internacional. Hay películas que llegan de puntillas a Guía de Isora y, de repente, acaban en las agendas de grandes festivales. Eso significa que las cosas se están haciendo bien, ¿no?

¿Se está compitiendo en igualdad de condiciones con otros festivales del género documental?

Hay gestos que indican que se están dando los pasos adecuados. El otro día escuché en un programa de radio como el responsable de uno de los festivales importantes que se celebran en España decía que "uno sabe que un festival va por buen camino cuando analiza su programación y no tiene más remedio que reconocer que se me adelantaron con una película". Eso, afortunadamente, está ocurriendo con frecuencia en los últimos años. Es un orgullo que otros especialistas reconozcan las virtudes de MiradasDoc. Otra de las cosas que juegan a nuestro favor es la capacidad de resistir cuando aparecen las dificultades: sobrevivimos a ocho años de crisis en 12 años de festival, es decir, que supimos sufrir sin fisuras. Durante ese tiempo nos posicionamos en el lugar adecuado para crecer de forma inmediata en cuando se hicieran visibles las primeras señales de recuperación económica. Estamos sólidos, pero tampoco vamos a lanzar las campanas al vuelo. MiradasDoc está en el punto deseado para ser un referente internacional durante los próximos años.

¿Dónde ha estado la clave para adquirir ese espíritu de supervivencia?

En la capacidad para no desfallecer cuando las cosas vinieron torcidas, en la fuerza incombustible del Ayuntamiento de Guía de Isora, en la habilidad para corregir los errores cometidos y reforzar aspectos de MiradasDoc que nos hacen ser más fuertes... Queremos activar todos los proyectos que quedaron aplazados durante los años de recortes.

Uno de los asuntos que más se han analizado en esta edición es el carácter tricontinental de MiradasDoc, un término que muchas veces se usa en el contexto económico y que ustedes quieren consolidar desde una perspectiva cultural.

La tricontinentalidad se puede explicar, por supuesto, a partir de criterios económicos que tienen que ver con el movimientos de mercancías y datos en los que puertos y aeropuertos juegan un rol determinante, pero también puede ser un triángulo desde el que crear espacio de reflexión sobre lo que somos. Eso es algo que tenemos mucho en cuenta en MiradasDoc. En ese sentido, la cultura tiene un peso específico que debe explotar al máximo: la economía es una materia bastante compleja que no piensa en los ciudadanos, su primera preocupación son los consumidores. A pesar de que la relación entre los tres continentes ha estado hipotecada históricamente por el poder que ejercía Europa sobre África y América Latina, este festival ha entendido que todavía existen muchas cosas por las que propiciar esta alianza a tres bandas.

¿El próximo año hablará de la edición trece, o de las 12+1?

Yo no soy supersticioso (ríe)... De la decimotercera, sin duda. Lo que toca es seguir trabajando para dar sentido a todo lo anterior. Es probable que estemos dos o tres meses dándole vuelta a esta edición, pero habrá que volver.