El Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Sorolla unen textil y pintura en la exposición conjunta "Sorolla y la moda", una muestra que pone su foco en la mirada del pintor que, como si de un fotógrafo se tratara, hizo de sus obras páginas de la "crónica" de la moda de finales del siglo XIX y principios del XX.

Desde mañana y hasta el 27 de mayo, ambos museos estatales abrirán sus puertas a esta muestra que, en palabras de su comisario, Eloy Martínez de la Pera, se presenta como un "cuento" que trasladará al visitante a la Europa de esta época a "través de los rostros de las mujeres" que dibujó y de los propios trajes y vestidos que lucían en ciudades como Madrid, Nueva York o París.

"Sus cuadros -ha explicado durante la presentación de esta exposición- no solo reflejan su modernidad y la magnificencia de los retratos, sino que hablan del cambio de rol de la mujer en la sociedad. Es el tiempo de las sufragistas, de la apertura de los grandes almacenes, cuando la mujer se empieza a vestir para si misma y no solo para su marido".

Y para poner de manifiesto la mirada de fotógrafo de moda que tuvo el pintor valenciano (1863-1923), entre ambos museos están repartidos un total de 70 retratos y 60 trajes y vestidos que el visitante podrá ver previo pago de dos entradas: 12 euros la del Museo Thyssen y 3 la del Museo Sorolla.

En este sentido, según ha destacado Martínez de la Pera, las piezas textiles fueron todas creadas con una diferencia de "3 o 4" años respecto a la fecha en la que se pintó el cuadro.

"Quiero que se vea el orgullo de un momento histórico en el que se empezó a amar a la mujer, y Sorolla fue el que más, y no solo a su mujer Clotilde, con quién hizo de ''personal shopper'' porque le compraba todos los vestidos cuando iba a París", ha añadido sobre el enfoque de esta muestra centrada particularmente en los retratos femeninos pintados entre 1890 y 1920.

La parte que acoge el Thyssen se divide en cuatro partes: "Sorolla íntimo", "El retrato de sociedad", "El veraneo elegante" y "París y la vida moderna".

Secciones diferenciadas en las que, entre otras, se podrá ver el lienzo de "Elena con túnica amarilla" (1909) junto a un vestido "Delphos" de Mariano Fortuny y Madrazo (1920), modelo igual, aunque de diferente color, al que viste la hija del pintor en el lienzo.

Piezas todas -expuestas en maniquíes "invisibles" hechos con papel maché de PH neutro y de tisú teñido en la tela del traje- procedentes de museos nacionales e internacionales como el Museo Textil de Terrasa, el Museo del Traje de Madrid o el Museo Victoria and Albert de Londres, o colecciones privadas como las de las hermanas españolas González Moro.

El Museo Sorolla, situado en la casa madrileña donde vivió el pintor, ha adaptado sus espacios para recibir al vestido de la diseñadora francesa Jeanne Paquin (1912) que luce junto al cuadro "Clotilde sentada en un sofá" (1910), entre otros, donde destacan también cuatro trajes de baño de la época que acompañan a los conocidos cuadros de escenas playeras.

Por su parte, el director del Museo Thyssen, Guillermo Solana, ha destacado que los cuadros, junto a las piezas textiles, se convierten en un "espejo": "A Sorolla la moda le sirve para ofrecer una imagen de radical actualidad. El cuadro se convierte en una especie de túnel del tiempo.

Unas palabras a las que su homologa del Sorolla, Consuelo Luca de Tena, ha añadido una apreciación: "La conjunción de pintura y textil va a ser muy impactante para todo el mundo. Era un proyecto que era como un sueño", ha concluido sobre esta muestra para la que se han necesitado 3 año y medio.