Es una gijonesa de las de ¡Puxa, Sporting!, aunque nació en Sevilla (22 de febrero de 1988) y desde los 19 años está afincada en Tenerife: "Realmente vine a la isla sin expectativas de quedarme, atraída por el clima y el exotismo, también por el Carnaval", reconoce Elisabeth Robledo. Pero lo cierto es que, más allá de estas bondades, desde un primer momento cayó rendida por el oficio de la hostelería, al que dice "le pongo toda mi atención y mi amor".

Precisamente, gracias al esfuerzo, la pasión y una enorme dedicación, su nombre figura entre las personas seleccionadas para participar en la tercera edición del Concurso de Camarero del Año que se celebrará el próximo jueves, 22 de febrero, desde las 9:00 y hasta las 14:30 horas en el Pabellón de la Navegación, en la Isla de la Cartuja de Sevilla.

La "canaria", que defiende los "colores" del restaurante Las Rocas, del hotel Jardín Tropical de Costa Adeje (sur de Tenerife), competirá con Ángeles Marulanda, de Eventos A. Chacón (Murcia); Alejandro Vázquez, del restaurante El Lago, con una estrella Michelin (Málaga), y Simón Assorín, del Gran Hotel Miramar (Málaga).

Las pruebas se centran en el trabajo en barra, tiraje de cerveza y café, además de la coctelería.

El bagaje de Elisabeth Robledo está señalado por su formación en los cursos de Ashotel y la escuela que ha representado su paso por el restaurante Las Aguas, en el hotel Bahía del Duque, "junto a Lucas, un sumiller fantástico", y actualmente en el hotel Jardín Tropical, con el chef Jorge Peñate al frente, donde oficia como ayudante de sumiller.

Esta mujer es de esas profesionales que considera que el trabajo en sala representa "un mundo y también un arte", al que ha dedicado horas; "es un oficio en el que nunca se termina de aprender, que ciertamente exige un enorme sacrificio y que requiere vocación de servicio y también mucha sed por aprender".

Y rompe una lanza en favor de este segmento de la hostelería, acaso orillado respecto al glamour que, de un tiempo a esta parte, desprenden el ámbito estrellado de los chefs y las cocinas. "Sin nosotros no se podrían realizar", señala Elisabeth, reivindicando el "maridaje", la complementariedad de ambas tareas.

Por eso considera que "se debe valorar más y mejor nuestra faceta" que incluye desde la recepción al cliente, la atención sobre la cocina y su fidelización.