"Quería escribir un libro que llevara a amar Burundi, aunque hable de la guerra", dice Gaël Faye, compositor de rap francés nacido en este país africano, al presentar su primera novela, "Pequeño país", un relato con tintes autobiográficos sobre el exilio de un niño en los años 90 por las matanzas entre hutus y tutsis.

Faye, de padre francés y madre ruandesa, llegó a Francia a los trece años, huyendo de este conflicto étnico, y ha volcado en su ópera prima todas las "sensaciones, sentimientos, colores y olores" de su infancia, aunque puntualiza, durante una entrevista con Efe, que optó por la ficción porque no quería "sentirse prisionero de una historia que ya había sido escrita".

Este joven compositor decidió apostar por el género de la novela tras editar su primer álbum en solitario en 2013, titulado "Pili Pili sur un croissant au beurre" que, a pesar de resultar "catártico" a nivel personal, era insuficiente para explicar al público "la guerra, el genocidio, el exilio y la zona de los grandes lagos" africanos.

En este sentido, el artista reconoce que, aunque fue necesario encontrar una "nueva musicalidad" adecuada para la narrativa, todas sus obras comparten una característica común: la poesía.

Gabriel, un niño de unos diez años que vive en la capital de Burundi con sus padres y su hermana, es a la vez protagonista y narrador de esta historia.

La obra muestra, en cierto modo, una "sucesión de paraísos perdidos": desde la unidad familiar, a través de la separación de sus padres, hasta la inocencia infantil, a causa de la violencia de la que él mismo acaba participando.

Aunque encontramos algunas intervenciones y reflexiones del Gabriel adulto, Faye se decantó por dar el peso principal a una voz infantil porque, mientras "los adultos tienden a buscar justificaciones lógicas para la violencia y la guerra, los niños evidencian lo absurdo de la situación a través de preguntas que pueden parecer ingenuas".

El prólogo de la obra es un buen ejemplo de ello, cuando Gabriel y su hermana Ana concluyen que el motivo de las hostilidades entre hutus y tutsis reside en la forma de su nariz.

"Pequeño país" contiene un gran espectro de contradicciones y matices, entre tradición y modernidad, entre lo que son los personajes y lo que desean ser, entre el bien y el mal. "Quería reflejar la sociedad burundesa tal y como existe, en su complejidad".

Así, el lector observará los restos de la época colonial encarnados en Jacques, un viejo militar de origen belga, en quien chocan el racismo más arcaico y el amor por las tierras africanas.

Se trataba de un "racismo asumido", explica Faye y reconoce que esa mentalidad aún existe. El autor se muestra especialmente crítico con el racismo actual, a menudo escondido bajo prejuicios sutiles y discursos en favor de los derechos humanos.

A través de la historia de Gabriel, el rapero siente que ha hecho "justicia" a su yo niño, que llegó a Francia hace 20 años y se topó con la "indiferencia" de sus compañeros. Recuerda que fue presentado ante su clase como "un africano que huía de la guerra" aunque eso no tenía nada que ver con su identidad, sus recuerdos y sus deseos.

Es un sentimiento de desarraigo que, según Faye, comparten muchas personas que se han visto obligadas a abandonar su tierra. "Hemos creado el término ''migrante'' que establece una distancia con la realidad: los vemos como cifras, no como seres humanos", denuncia, y subraya que "si no eres acogido en tu nuevo entorno, tienes la impresión de no vivir en ninguna parte".

Ante este problema, el joven autor cree que libros como el suyo contribuyen a poner rostro a todas esas personas sin patria. "Solo a través de la literatura podemos entrar en la intimidad de las vidas" defiende.

A pesar de enmarcarse en una situación de muerte y conflicto, "Pequeño país" arroja luz sobre el futuro y presenta la posibilidad de un "paraíso reencontrado", cuando Gabriel decide regresar a la capital burundesa, Bujumbura, y reconstruir su hogar. Faye busca así desmentir la ficción que suele retratar a África como "un lugar de no-vida".

Quien lea la obra de este compositor recién convertido en escritor, editada en español por Salamandra y en catalán por Empúries, encontrará el deseo utópico de Faye: que todos seamos seres humanos, más allá de nuestras particularidades. "Hace falta saber de dónde venimos para poder superarlo", concluye.

"Pequeño país" ganó en 2016 el Premio Goncourt de los Estudiantes, un galardón otorgado por la FNAC y el Ministerio de Educación de Francia con un jurado compuesto anualmente por unos 2.000 estudiantes franceses de enseñanza secundaria.