La veterana galerista Helga de Alvear ha señalado hoy que "entiende perfectamente" que ARCO le haya pedido que quitara la obra de Santiago Sierra "Presos políticos" porque "estoy en casa ajena y si Ifema no quiere tenerlo ahí yo lo quito. En mi casa no me quita nadie nada", ha dicho.

"Lo siento, pero no es más que una obra de arte", puntualiza la galerista, quien ha confirmado que hay una galería interesada en la obra, que se puso a la venta por 80.000 euros, aunque no sabe si ya se ha vendido o no.

En su opinión, el gesto de ARCO "no ha sido nada" contra ella, ni tampoco contra Santiago Sierra: "Es solo una obra de arte, mañana ponemos otra cosa", ha resumido.

Sí mantiene los catálogos con los fotogramas pixelados, que se venden a diez euros cada uno, cuyos beneficios irán a una ONG que lucha contra el cáncer, porque, asegura, "nadie le ha dicho que lo quite".

"Con mi edad, y con los años que llevo con mi galería -desde 1980, recuerda-, te aseguro que he pasado por cosas mucho más difíciles", ha manifestado De Alvear quien insiste en que "le da lo mismo" si hoy "se entiende o no se entiende" el arte.

La obra estaba compuesta por una galería de 24 retratos realizados por el polémico autor, que él denominó "Presos políticos", un grupo de caras pixeladas, a pesar de lo cual, los textos explicativos que los acompañaban permitían saber con toda exactitud de quiénes se trataba.

Entre ellos, Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, los jóvenes encarcelados acusados de agredir a dos guardias civiles en Alsasua (Navarra), los titiriteros de "La bruja y Don Cristóbal" y activistas del 15M.

Imágenes que, horas después de ser presentadas en ARCO han desaparecido del estand y cuyo espacio lo llenan ahora en parte dos acrílicos de Ángela de la Cruz.

La pieza ha generado una gran polémica en el día que se abren las puertas a profesionales y mecenas, ya que Ifema decidió, a penas unas horas antes de la apertura, pedir a la galerista que retirase la obra.

"Ni yo ni la obra de Santiago somos tan importantes como para esto, pero de verdad que me da igual, no veo ninguna censura ni nada. Es su casa. Yo pienso que hay que reírse un poco", ha comentado, para acto seguido indicar a un comprador que el lienzo en el que se interesaba cuesta 5.000 euros. "Quiero volver al año que viene", ha zanjado.