Como en tiempos de los Médici, las fórmulas del mecenazgo y el patrocinio se han ido acompasando a las melodías de los grandes festivales de música que se desarrollan en España, una adaptación de la personalidad jurídica de diferentes entidades que busca, como objetivo final, el renacimiento a partir de la proyección económica y social y, por tanto, su pervivencia en el tiempo.

En este contexto, el Festival Internacional de Música de Canarias (FIMC) no ha sabido todavía definir un modelo acorde a la partitura de los nuevos tiempos que, por el contrario, sí han armonizado citas como el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, la Quincena Musical de San Sebastián o el Festival Internacional de Santander (FIS).

El consejero de Turismo, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Isaac Castellano, afirmaba recientemente que el Ejecutivo trabaja en "una estrategia para atraer nuevos patrocinadores".

Y falta hace a la vista del esquelético listado depatrocinadores la edición recién finalizada, una nómina integrada por hasta doce medios de comunicación, tres compañías aéreas, una de alquiler de vehículos y dos plataformas de venta de entradas online, que no realizan aportaciones económicas, sino prestación de servicios.

Y si de lo que se trata es de analizar otros modelos de festivales con un perfil similar, en los que la presencia de capital privado juega un papel importante, el espejo se encuentra a mano.

El primer ejemplo, el del Festival Internacional de Música y Danza de Granada que, en el año 2009, auspició la creación de un pionero Círculo de Mecenazgo que, a hoy día, está compuesto por cerca de cuarenta empresas de diferentes sectores de actividad establecidas a nivel local, regional, nacional e internacional.

Gracias a esta fórmula, el festival granadino es una de las industrias culturales más potentes de Andalucía, generadora de importantes beneficios económicos para la ciudad y la provincia, así como sostenedor del empleo indirecto de un gran número de profesionales y del enriquecimiento del tejido empresarial, donde participan alrededor de unas 90 empresas.

Con un presupuesto que supera los 3,5 millones de euros, el Festival granadino no sería posible sin la colaboración de los patrocinios privados que recibe, cuyos ingresos suponen un 20% del total, aproximadamente.

Por este concepto, el certamen recibió en 2017 la cifra de 666.400 euros, que en 2016 llegaron hasta los 740.830, una reducción de apoyos privados que, sin embargo, se vio compensada por un incremento de las aportaciones públicas, que pasaron de 1.578.580 a 1.641.580 euros.

El principal "socio" del Círculo de Mecenazgo del Festival granadino es la multinacional farmacéutica Ferring y, tal y como sucede con otros patrocinadores, la organización no desvela la cantidad de dinero que aportan al tratarse de información empresarial de carácter privado.

Los cuatro principales patrocinadores de la cita (Cosentino, CaixaBank, Cervezas Alhambra y Securitas), ya han manifestado al actual director del festival, Pablo Heras-Casado, un alto grado de satisfacción y su deseo de renovar el compromiso para la cita de 2018.

Otro de los espejos lo representa el Festival Internacional de Santander (FIS) que, en el año 2012, se constituyó como Fundación, estableciendo así una estructura jurídica actualizada, con nuevos estatutos, un Patronato y nueva dirección, más acorde con los objetivos del certamen.

El presupuesto para la edición de 2018 asciende a la cantidad de 2.067.200 euros, cifra muy similar a la del ejercicio anterior, en el que participan con sus aportaciones, además de instituciones públicas como el Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento de Santander, el Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAEM), la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), Palacio de Festivales y Congresos y el Obispado de Santander, y empresas del sector privado que figuran como patrocinadores, caso de Fundación Banco Santander, Fundación Edip (Hidrocantábrico), Fundación Botín, Viesgo, El Corte Inglés y también Liberbank.

El programa se articula en torno a la presencia de destacadas agrupaciones sinfónicas, entre las que cabe señalar la cita con la London Symphony Orchestra con su director Sir Simon Rattle, una edición que incluirá la celebración del Concurso Internacional de Piano Paloma O''Shea, que tiene lugar cada tres años.

Por su parte, la Quincena Musical de San Sebastián, nacida en 1939, consolidó su recuperación en 1991 con la creación de la Sociedad Gestora (Sociedad Anónima) participada a partes iguales por el Ayuntamiento de San Sebastián, la Diputación Foral de Guipúzcoa y el Gobierno Vasco.

Tras casi 80 años de historia, esta cita ha alcanzado una estabilidad que le permite afrontar el futuro con ambición, gracias al respaldo del público, entre el que se cuentan los 2.000 Amigos de la Quincena Musical, y al apoyo tanto público como privado.

En la edición de 2017, las administraciones públicas libraron 1.170.00 euros, por 216.494 de los patrocinadores, además de los 129.297 procedentes de publicidad, taquillas, donaciones, etc.

Una ley de mecenazgo

El consejero de Cultura, Turismo y Deportes del Gobierno de Canarias, Isaac Castellano, manifestaba que la intención para próximas ediciones es la de adelantar el cierre de programación para así poder calcular, con una mayor fiabilidad, el presupuesto y los costes del festival. "Esta es una de las sugerencias que nos hizo la Audiencia de Cuentas, pero ya habíamos tomado medidas antes de que se conociera el informe porque entendemos que la gestión económica debe posibilitar que contemos con un presupuesto más equilibrado", explicaba. La otra sugerencia es que "con el fin de lograr una mayor seguridad jurídica respecto a la participación de las empresas protectoras del Festival y demás colaboraciones con entidades públicas, se recomienda que la empresa pública Canarias Cultura en Red configure los criterios". Y sobre la demandada Ley de Mecenazgo habrá que aguardar a que el Gobierno de Rajoy no desafine.