Unos restos arqueológicos localizados en Caldes de Malavella confirman la presencia allí de un asentamiento romano entre los siglos II antes de Cristo y II después de Cristo.

Según informa el ayuntamiento, la ciudad sería Aquae Calidae, de la que se habían encontrado indicios como la necrópolis o las termas, pero nunca se había demostrado la existencia de un núcleo urbano.

El descubrimiento se ha producido como consecuencia de las obras que se llevan a cabo en la carretera de Llagostera y evidencian que Caldes de Malavella, localidad rica en aguas termales, utilizadas ya desde la antigüedad por sus propiedades medicinales, era un municipio vivo y con actividad en la época romana.

La existencia de Aquae Calidae se conoce a través de los relatos de Plinio El Viejo y de Ptolomeo, que la vinculan con las aguas termales y los baños, y que se explotaban con fines medicinales incluso antes de la llegada de los romanos.

En las excavaciones de Caldes de Malabella se han encontrado también una serie de edificaciones que servían de vivienda y se calcula que el hallazgo tiene una longitud de unos 60 metros.

Estas casas son de época romana entre los siglos IIaC y IIdC y ha aparecido igualmente un área de paso que se cree que sería una calle.

Para esta localidad eminentemente termal, estos hallazgos tienen mucha importancia porque permiten un conocimiento más amplio del pasado del municipio, cuyo patrimonio histórico es uno de sus principales atractivos turísticos.

La localidad cuenta con casas modernistas, las termas romanas y el yacimiento del Camp dels Ninots, donde se han hallado restos en un extraordinario estado de conservación.

Los últimos descubrimientos han obligado a adaptar el proyecto de mejora de la carretera de Llagostera, ya que en el punto donde se han encontrado las evidencias de la existencia de Aquae Calidae se iba a construir una rampa y unas escaleras.