El tinerfeño Víctor Carballeira lleva instalado hace algo más de dos semanas en Madrid, embarcado en el estreno de un nuevo proyecto de la Compañía Nacional de Danza. Ayer debutó en la obra "The show must go on" en los Teatros del Canal y allí se mantendrá activo hasta el próximo día 8. Además de dj, en este caso también ejerce de iluminador y bailarín ocasional.

¿Cómo surgió la oportunidad de integrarse a este espectáculo de la Compañía Nacional de Danza?

En una de mis visitas a Madrid para trabajar como dj pinchando en varios clubs nocturnos fui invitado a visitar la sede de la Compañía Nacional de Danza; allí me enteré de que había convocado un casting para la producción de su siguiente estreno, la pieza del coreógrafo francés Jérôme Bel "The show must go on" y de que estaban buscando para el papel principal un perfil profesional en el que yo encajaba. Ese mismo día presente mi CV y aquí estoy.

¿Cuál es la función de Víctor Carballeira?

Hago de dj, de iluminador e, incluso, bailo en el espectáculo. Agradezco a Masu Fajardo el taller de movimiento en el que participe el pasado diciembre en TEA que me sirvió de aprendizaje. Ahora mismo busco retos y propuestas que me saquen de mi zona de confort como DJ, así como colaborar con personas de las que pueda aprender cada día; es un auténtico lujo el poder participar en esta propuesta y de esta forma, con un equipo tan interesante a nivel humano y profesional.

¿Qué se encontrará el público?

Pues no puedo revelar gran cosa, solo que es una reflexión escénica y estética muy acertada por la que -además- parece que no pasan los años; solo te digo que participan en ella 10 bailarines profesionales y 10 personas no profesionales de la danza, entre los que me encuentro yo mismo haciendo del alter ego de Jérôme Bel, el coreógrafo de la pieza. Animo a todo el que pueda que vaya a verlo hasta el 8 de abril a la Sala Roja de los Teatros del Canal de Madrid porque será una experiencia única.

¿Cómo ha sido la mecánica de ensayo de la CND para este espectáculo?

Pues te diría que si todos los trabajos fueran así de interesantes, yo sería la mota de polvo más feliz del universo. Todo está muy bien organizado con antelación y hemos seguido las instrucciones de los repetidores de Jérôme Bel.

¿Ha valorado la posibilidad de instalarse en Madrid?

Ahora mismo estoy barajando esa posibilidad. Podría vivir entre Madrid y Tenerife, volver a Madrid es muy especial para mí; allí el trabajo es más fluido, aprendo cada día una cosa nueva y me nutro de una programación y actividad muy dinámica. Siempre hay algo que hacer y personas que conocer, aunque personalmente creo que Tenerife nunca había estado tan bien a nivel programación como ahora.

¿Cuál es la realidad de la cultura de club en Tenerife?

Tenemos la suerte de que, por primera vez en mucho tiempo, en Tenerife existe escena, programadores, festivales y muchas personas poniendo granitos de arena por mejorar las propuestas de ocio-cultura de la Isla. Otra cosa es que me guste lo que se programe o que me parezca que las condiciones técnicas y económicas sean las adecuadas. Siempre pongo lugares como Aguere Cultural, El Rincón de Tintín o el Lone Star como ejemplos claros de apuesta y continuidad por una programación y buen servicio, por nombrarte algunos.

¿Qué se puede mejorar?

Siempre se puede mejorar todo, empezando por uno mismo; selección musical, cachés, sonido, pero todo poco a poco. Lo que tenemos que valorar es lo que se hace y aplaudirlo, pero sin olvidar la crítica constructiva y profesional.

¿Cómo es para usted una sesión perfecta?

Es aquella en la que todos sudamos y terminamos con una sonrisa bien grande.