La actriz Silvia Marsó representa hoy, viernes, y mañana, sábado, sobre el escenario del teatro Guimerá de la capital tinerfeña una adaptación teatral de la obra que lleva por título "24 horas en la vida de una mujer", del escritor austríaco Stefan Zweig, acompañada sobre las tablas por Felipe Ansola y Gonzalo Trujillo.

Este espectáculo, en formato de teatro musical de Christine Khandjian y Stéphane Ly-Coug, apuesta por el género desde un contexto delicado y de cámara. Basado en el trabajo de un elenco de actores sobre el profundo texto de Zweig, el espectador podrá experimentar un torbellino, ese delirio que apenas dura 24 horas, pero que transforma a los protagonistas para siempre. Una visión subjetiva de la pasión, que conduce a los personajes por la senda peligrosa de los deseos más profundos, que tantas veces necesitamos vivir, de forma inconsciente, como una huida de la propia vida.

La trama de este montaje se centra en la figura de Mrs. C, una mujer que desde su condición de viuda y con hijos ya mayores de edad, observa en el casino de Montecarlo a un joven jugador que esa noche pierde todo su dinero en la ruleta. Desesperado, abandona el casino y ella, tras seguirlo, consigue evitar su suicidio. Compasiva, le ofrece pagar su alojamiento esa noche y darle una cantidad para que abandone Montecarlo al día siguiente y pueda saldar sus deudas. Sin embargo, el joven se aferra desesperadamente a aquella mujer a la que considera su salvadora al llegar al hotel y Mrs. C, conmocionada y ante el temor de que el joven intente de nuevo suicidarse, decide no separarse de él durante las siguientes 24 horas.

Esta adaptación teatral de la obra original del austríaco Stefan Zweig desentraña los misterios de la naturaleza humana y nos muestra cómo el destino puede convertirse en catalizador de un profundo debate moral, cuando los personajes se ven enfrentados, solo durante 24 horas, a sus propias normas de conducta. Precisamente las que, hasta entonces, han guiado sus vidas. Es la eterna lucha por superar la contradicción entre la necesidad de pertenecer a un grupo social, compartiendo sus reglas, o anteponer el irrenunciable anhelo individual de existir emocional y sentimentalmente.

La presión social, los valores morales, el estatus y la religión, con sus preceptos, condicionan cada uno de los actos del ser humano. Nosotros mismos somos los más activos guardianes de estas reglas que, en apariencia, resultan inamovibles. Reprimimos nuestros deseos más profundos para no entrar en conflicto con lo establecido. Pero en determinadas circunstancias, cuando el destino nos empuja a una situación límite, cuando los sentimientos y las pasiones se escapan a nuestro control... ¿Realmente somos capaces de romper esas barreras con el objetivo de conquistar la libertad?

Funciones: viernes, 6 y sábado, 7.

Lugar: Teatro Guimerá.

Hora: 20:30.