El próximo proyecto del Área educativa y social de la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST) lleva por nombre "La flor más grande del mundo". Se trata de un concierto convertido en cuento en el que personas con discapacidad intelectual y músicos participan de manera homogénea en la historia, que podrá disfrutarse el próximo 12 de mayo en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife Adán Martín.

Para preparar esta puesta en escena de 50 minutos, una veintena de miembros de la fundación Plena Inclusión Canarias lleva meses trabajando en talleres donde improvisan, ensayan y, sobre todo, disfrutan con la música.

Ana Hernández Sanchiz es una de las caras visibles del proyecto, ya que no solo es la narradora, sino coordinadora del área social y educativa de la Sinfónica además de impartir estos talleres, que se desarrollan una vez al mes en la Sala Puerto del Auditorio de Tenerife.

Los talleres comienzan con los participantes sentados en media luna, incluyendo acompañantes y los músicos de la OST. Todos se presentan, hacen un calentamiento y la profesora introduce los contenidos en un ambiente distendido. "Nos reímos mucho: ellos son espontáneos y no los cortamos", declara Hernández Sanchiz.

Y explica que "en las primeras clases trabajamos con instrumentos de percusión, dinámicas de confianza, el sentido del ritmo, etc. Luego, con los temas del concierto vamos improvisando y así se van formando las coreografías que finalmente aparecen en el espectáculo, de tal forma que ellos se sienten parte activa del proceso creativo".

El director, Ignacio García Vidal, impartió uno de estos talleres para explicar a los participantes, todos mayores de edad, cómo seguir las indicaciones a partir de sus gestos y la batuta. "Fue muy importante para ellos porque se sintieron como músicos de la orquesta que saben seguir las indicaciones del director", comenta la docente e intérprete.

Hernández Sanchiz destaca la doble vertiente de acercamiento de este proyecto, donde las personas con diversidad funcional se sienten parte de la orquesta y los músicos comparten su trabajo con un colectivo que les es ajeno. "Este es un concierto más de nuestra Sinfónica, queremos que se vea así para normalizar la situación de estas personas", comenta la especialista en educación musical, quien deja claro que "no se trata de un concierto pensado para un público con diversidad funcional".

Además de la función para el público del 12 de mayo, a las 12:00, habrá seis sesiones para escolares los días 9, 10 y 11 de mayo. Para optimizar la experiencia de los más pequeños, se ha preparado una guía didáctica y la idea es que se consiga que el público cante un sencillo tema junto a los protagonistas.

Este proyecto nace de otro, Mosaico de Sonidos, creado por la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas, que proponía trabajar a nivel nacional "La flor más grande del mundo", de Emilio Aragón, con textos de José Saramago. "La experiencia que vivimos desde la Sinfónica de Tenerife el año pasado fue muy buena y emocionante, los músicos se involucraron mucho y por eso todas las partes se mostraron interesadas en darle continuidad en 2018 por nuestra cuenta", explica Hernández Sanchiz.

Este cuento-concierto duraba 15 minutos, por lo que, junto al director, decidieron transformar un poco la historia. Así, ahora se habla de Edu, que vuelve a su infancia a través de recuerdos que saca de un cofre, que son las secciones que componen "La varita de la juventud", de Edward Elgar. La última remembranza es precisamente la historia de "La flor más grande del mundo".