El día de África invadió el TEA de alegría, luz y color. Los tambores sonaban tan fuerte que era imposible no querer moverse al son de su música. El cariño de los anfitriones, un regalo para los asistentes. La muestra de sus tradiciones, una joya que cuidar. El olor a té con hierbabuena, un placer también para el paladar. El conjunto de todo, una tarde mágica.

Entre las diferentes acciones estaba previsto un desfile de moda. Desde que se empezó a convocar, la curiosidad se hizo con los amantes de los diseños coloridos. Las creaciones de Maureen Ayite, fundadora de Nanawax, estaban preparadas para ver la luz. Los pies de las modelos caminaron por las más de quince alfombras que formaban el paseo.

La primera modelo no escatimó ni en encanto ni en diseño. Bikini de braga alta con transparencias en negro se combinaba con una camisola que emulaba los trajes camiseros pero de tejidos fluidos, todo en el mismo estampado. La segunda envuelta en el oro que pintaba el textil. Llegaba con falda y volante en los hombros. Sutil, sensual, sublime. Las piernas que se cubrían desde la cintura movían, a cada paso, la delicadeza del tejido. Con su gracia natural la modelo desataba la falda para dejar a la vista una prenda de baño actual. La siguiente subía el color y mantenía la tendencia. A continuación la puesta en escena daba paso a un bañador entero que jugaba con los colores y estampados populares, permitiendo la combinación de las texturas y tejidos. Jugando con los bañadores, esta vez en "uve", el escote halter y los colores de la tierra iban desde el más oscuro hasta el más claro. El pai pai sopla la gasa que forma el traje.

De la moda baño a las faldas de tuvo perfectamente confeccionadas y los cuerpos de encaje. Una composición atractiva a la vez que cuidada. Un mono con estampados geométricos que se dibujan con el morado, naranja y el color de la arena de las dunas mientras se perfilan en negro. También de una pieza el movimiento del pantalón regala los encantos de los pueblos africanos esta vez en azul con pinceladas en naranja.

El color de la naturaleza llega con un pantalón de enorme caída y derroche en tejido. Las flores se posan en tonos violáceos. Válido para la noche más profunda, como lo es un vestido midi súper ajustado de mangas también negras con volantes revestidos de colores. El fuego se adapta al cuerpo de la mujer que se ajusta y se acentúa con los tejidos más propios del lugar. El bolso coordina en colores y formas dejando ver algo de herrajes y cadenas. El tono más oscuro se despega de la figura femenina pero no pierde inocencia, para ello busca apoyarse en puños y cuello bebé que sellan el diseño con color.

Para las fiestas más solemnes las gasas forman bien, y se abren con el fin de mostrar las piernas mientras el color dorado acentúa los bellos rasgos de las mujeres de orígenes lejanos.

La mujer de antes y de hoy lleva crop top en el estampado más popular africano, el mismo que modela la consejera responsable, Carmen Delia Herrera, y que también se llevó a una bomber.

Los tejidos y colores típico de Benini demuestran que las formas actuales sirven para todos los días y combinan hasta con jeans. Los tonos ácidos pintan el cuerpo pero también el clutch.

Con un despliegue de estas dimensiones para el cierre del desfile se descubren los hombros y se contornean con un vestido XXL. Sobrio aunque presuma de una caída inmensa. Cerca del rostro un collar con conchas, abalorios y formas proporcionales al juego de la pieza.

La diseñadora no pasea con el carrusel, ni tan si quiera existe carrusel, ella se hace con el micrófono y con un español sin mucha soltura pero con mucho desparpajo agradece el desfile y aplaude el trabajo de la consejera de Acción Exterior del Cabildo de Tenerife, Carmen Delia Herrera y su equipo.

El espectáculo continúa mientras África y Tenerife se dan la mano.