Si Lisboa, Oporto, el Algarve o alguna otra ciudad portuguesa ha sido la que has elegido para disfrutar de estos días, seguro que al volver a Tenerife lo haces con ganas de reproducir los espacios en los que has estado y las características decorativas que lo visten.

Los grandes ventanales de los que disponen las edificaciones hacen que todo lo que se relaciona con este lugar se riegue de luz natural, propiciando buenas vibraciones y sensación de libertad. Aprovechar las estampas que regala la naturaleza; el mar, ríos y por supuesto montañas, es una de sus máximas, y si aquí tienes la posibilidad de visualizarlo desde algún vano no dudes en sacarle partido. Si ese no es el caso opta por los trampantojos, con esta opción podrás recrear lo que veías desde cualquier ventana, incluso la puesta de sol desde la terraza 360 de Porto Cruz. Visitar las bodegas del dulce vino Oporto es una sensación maravillosa, además de las botellas de rigor te traerás alguna cosa más que es seguramente más sabrosa que ornamental. De una manera o de otra, lograrás la calma y serenidad que sus parajes transmiten.

La sensación de amplitud la logran partiendo del blanco, que es su color base. El azul, principalmente, es el complemento perfecto. Todo el mundo puede recordar los azulejos portugueses que ilustran, en el color del mar, escenas bíblicas, históricas o costumbristas pero también los que se decoran, con el mismo tono, con motivos florales, geométricos y paisajes tradicionales. Este tipo de revestimiento ha llegado a posicionarse de tal manera que muchos otros elementos los representan. Es muy probable que a la vuelta a casa lo hagas con un mantel con este dibujo. Son textiles muy especiales, de mucha calidad y además realmente bonitos. Si te has desconsolado con los platos de cerámica, que allí se usan para colgar en las paredes y te lo has traído, podrás pensar que no coordinan con todo tipo de decoración, sin embargo con un poco de gusto y muchas visitas a Pinterest conseguirás colocarlo en el sitio correcto para que el recuerdo te lleve a esos días de placer.

Las vajillas de Bordalo Pinheiro son tan características como admiradas. Todo el mundo quiere una de estas piezas. Podrás poner una mesa fresca si optas por una mantelería alegre y dibujada, mientras que si apuestas por una sobria y tenue el efecto será de una reunión seria y un poco sofisticada. A la hora de mezclar los portugueses tienen una capacidad impresionante. ¿O no te parece que es mágico cuando colocan un mueble inglés o un bargueño próximos a los azulejos? El claro ejemplo, pero en arquitectura, es la Casa de la Música de Oporto que juega con los azulejos y los vidrios como si fuera lo más habitual y, sin embargo, es tan de ellos que lo hace maravilloso.

Entre los sueños que se dan al pasear por sus comercios está el de tener una librería en la que perderse. Despertarás sabiendo que no podrás poner en casa algo similar a la Librería Lello -la de Harry Potter- de Oporto ni la Librería Bertrand -una de las más antiguas del mundo- de Lisboa, pero podrás traerte de allí una pieza que embellezca tus estanterías y te regale una buena experiencia. No obstante, si quieres fundir literatura y diseño lo ideal es que del país de origen de Pedro Alburquenque, quien inventó los Boox, te traigas uno. La caja de acrílico transparente destaca una página de libro o revista, de forma que hace que sea una exhibición para admirar. Además, te da la posibilidad de colocarlo sobre una estantería, pero también de colgarlo como un cuadro.

Con un elemento o con varios, con una idea o con otra incluso con un lugar de inspiración o con muchos, llévate algo de Portugal y haz de tu hogar un viaje por la decoración lusa.