Desde que empezaron a mostrar sus trucos alrededor del mundo, los ilusionistas se han convertido en los principales aliados de los científicos en su lucha por desenmascarar a los charlatanes que trataban de estafar a la población, haciendo creer que los fenómenos paranormales y los espíritus eran reales. Esta estrecha relación se ha prolongado durante años, manifestándose en la actualidad como una nueva disciplina científica: la neuromagia.

El profesor de Psicología de la Universidad de la Laguna Carlos J. Álvarez es un gran conocedor de esta relación, cultivada desde hace siglos, por lo que mañana, miércoles, a las 20:00 horas y en el contexto del II Festival de Neuromagia-Mágicamente, organizado por el Organismo Autónomo de Museos del Cabildo de Tenerife y que se celebra esta semana en el Museo de las Ciencias y el Cosmos de La Laguna, desvelará los comienzos de esta inusual relación.

Hoy en día, en parte gracias a los ilusionistas, somos conscientes de que muchas pseudociencias utilizan trucos de magia para hacernos creer que tienen algún tinte de realidad. Sin embargo, la historia de la charlatanería se sigue repitiendo constantemente, con diferentes caras, y continúa siendo uno principales problemas a los que se enfrenta parte de la sociedad. Concretamente, en los últimos años, este fenómeno se ha traducido en remedios milagrosos contra todo tipo de enfermedades, caso de la acupuntura, la homeopatía o las flores de Bach.

La historia de esta relación empieza en el siglo XIX, con el "boom" del espiritismo, la parapsicología y la telequinesis. De hecho, los que practicaban estas "disciplinas" podían llegar a ganar mucho dinero. Sin embargo, y cómo descubrió poco después el ilusionista Harry Houdini, se basaban en simples trucos de magia, detalle que no revelaban a población para hacerles creer que era todo real. Por tanto, aprovechaban la confianza ciega de las personas para estafarlas.

"Houdini empezó a ser escéptico después de recibir una sesión de espiritismo por parte de la mujer de Arthur Conan Doyle tras la muerte de su madre", narra Álvarez. "La médium sería supuestamente poseída por el espíritu de su madre y trasladaría sus palabras al ilusionista por medio de escritura automática. Houdini se dio cuenta de que todo era una farsa cuando, durante la sesión, su "madre" empezó a hablar en inglés", explica el psicólogo, y continúa, "ella solo sabía hebreo".

Fue entonces cuando el aclamado ilusionista empezó a dedicar su vida a perseguir estas prácticas que buscaban aprovecharse del dolor de la gente. Como él ha habido otros que han apostado por desmontar estas falsedades. El escapista James Randi en los años setenta retó públicamente a Uri Geller, quien afirmaba poseer poderes paranormales, como la telequinesis.