"Las mil y una noches", "Luz de agosto" y "Rayuela" son algunos de los libros que salieron a relucir en una conversación en la que los premios Cervantes Ida Vitale y Sergio Ramírez intercambiaron anécdotas sobre sus pasiones literarias y sus obras favoritas.

La uruguaya y el nicaragüense fueron los protagonistas de la gala "El placer de la lectura", celebrada en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara y en la que también participó la escritora estadounidense Valerie Miles.

Vitale relató que, en su adolescencia, vivía cerca de una gran librería en la que el criterio del vendedor para establecer los precios era el peso; es decir, cobraba menos por los volúmenes más ligeros.

Allí aprendió que "el libro no es solo el origen de una lectura, sino un objeto agradable, precioso, para tener en las manos".

Para ella, "no hay experiencia como ir a una librería y elegir el libro por el título, la tapa, el nombre, o porque al hojearlo algunas letras o frases sacan la patita", y quizá por eso -aventuró- no le convence la idea de "comprar libros a distancia".

La veterana poeta señaló a Julio Cortázar como el primer autor latinoamericano que despertó emociones en ella: "En ''Rayuela'' me fascinó que alguien pudiera hablar de una ciudad que era como la mía, con un lenguaje que era el mío".

Hablando sobre el acercamiento a la lectura, Ramírez subrayó la importancia que tienen los libros prohibidos, que "son la mejor puerta para que uno lea".

Recordó cómo en su infancia entre sus amigos circulaba un volumen mecanografiado sobre "una condesa pervertida, que era lo más atractivo que pudiera haber".

La uruguaya contó como anécdota que a los 14 años tenía la intención de leer "Las mil y una noches", y le pidió al padre de una amiga que se lo prestara.

El hombre se lo cedió al día siguiente, pero eso sí, con algunas partes tapadas por hojas en blanco; un intento de "censura" que finalmente no funcionó, porque Vitale leyó dichas partes de todas formas.

Miles señaló que, con "Madame Bovary" entendió "por qué se prohíben los libros" y por qué la literatura es considerada por algunas personas como "peligrosa".

Gustave Flaubert, argumentó, "consiguió la verdad de un personaje de tal manera que aprendí cosas que no sabía que podía haber en mí".

Un comentario de Vitale abrió la puerta a hablar de las relecturas, y en este sentido, su favorito ha sido "La montaña mágica", de Thomas Mann, en el que se ha adentrado seis veces.

Miles eligió a "El Quijote" como su predilecto: "Ahora escuchas hablar de las nuevas técnicas de narrativa, y todo eso ya estaba ahí. Cervantes era posmoderno, completamente".

Y Ramírez mencionó, además de la obra maestra de Miguel de Cervantes, "Guerra y paz", de León Tolstói, aunque matizó que uno de los riesgos de volver a las viejas lecturas es que uno puede decepcionarse.

También apuntó que, con el paso del tiempo, ha pasado a "leer como escritor"; es decir, intentando "desarmar el libro" para ver "cómo está construido". Esto, continuó, elimina en parte "el placer puro y simple de la lectura".

Cuando les preguntaron si leerían la obra de un autor que es visto como una "mala persona", Ramírez contestó que eso no es un impedimento mientras sus relatos "no estén contaminados con el pensamiento o conducta ética" reprochable.

Por ejemplo, "tenía muchos prejuicios para leer a (Louis-Ferdinand) Céline, porque venía acompañado por la fama machista, nazi", y sin embargo, sorteó estos prejuicios para leer "Viaje al fin de la noche".

A la hora de enumerar los libros que consideran más "entrañables" para ellos, Ramírez mencionó "Luz de agosto", de William Faulkner, y "Pedro Páramo", de Juan Rulfo. A su vez, Miles citó "Las aventuras de Tom Sawyer" de Mark Twain y Vitale "Alicia en el país de las maravillas", de Lewis Carroll.

"Un libro que te deja símbolos, personajes, referencias. Es un libro que ya no lo juzgamos literariamente; se nos mete dentro y forma parte de nosotros", sentenció la uruguaya.

Desde el pasado sábado y hasta el próximo 2 de diciembre, la FIL de Guadalajara congrega en la capital de Jalisco (oeste de México) a 800 autores, con Portugal como invitado de honor.