Día de derby. Un clásico del más allá. Como suele proclamar a los cuatro vientos Mini-Vil: la única diferencia apreciable entre el C.D. Tenerife y Elvis Presley, es que algunos aún piensan que Elvis sigue vivo. Así que este domingo quizá debería comunicar con el cielo: Telefoneando a Elvis, ¿hay a1guien en casa? Telefoneando a Elvis, estoy aquí solo, ¿ha salido del edificio? ¿O puede ponerse al teléfono? Telefoneando a Elvis, sólo llamaba para desearle buena suerte? (a Elvis no al C.D. Tenerife).

Las últimas ocasiones en que me he encontrado por la rambla con Mini-Vil tarareaba canciones de la banda. El eco de Dire Straits y la guitarra de Mark Knopfler son eternos. Suele quedar con una chavala a pasear en el parque. Supongo que es a ella a quien le gusta Dire Straits y que ambos intentan, a su manera, comunicar con Elvis. La primera canción que escuché de los londinenses fue Sultans of Swing, un amigo de aquella época, Montelongo, me advirtió: ¿Sabes que significa Dire Straits, Mat? Recuerdo que antes que pudiera contestarle y equivocarme, me alivió: Dire Straits significa situación desesperada, estar en apuros, pasarlas canutas? Bueno, una gran definición al Statu Quo de mi existencia. A grandes trazos definía bien mi estado.

Y mientras intento, yo también, comunicar con Elvis en el más allá, y no teniendo a mano a Whoopi Goldberg para que ejerza de médium, me elijo a Knopfler: aquí estoy otra vez en esta vieja miserable ciudad y tú estás tan lejos de mí. ¿Donde estás cuando se pone el sol? Tan lejos que simplemente no puedo verte. Estoy cansado de estar enamorado y estar tan solo..." Eso es más Dire Straits, en concreto So far away.

¿Por qué estoy tan musical? Respuesta políticamente correcta: Porque el que canta su mal espanta. Respuesta sin evasivas: Por mi último encargo, que no se trata de encontrar a Elvis y satisfacer la espera de los millones de seguidores que piensan que aún está vivo, sino encargarme del control interno de una fiesta clandestina que montan alumnos de facultad. O sea, me acaban de meter en un compromiso, aunque agradablemente retribuido: Una fiesta de Fin de Año. Hace años que no tengo nada que celebrar esa noche. Entonces, ¿por qué, Mat? Porque tengo un amigo que tiene a su vez un amigo cuyo hijo la organiza. Y mi amigo sabe que si yo no estoy por allí, su vástago la va a montar. La celebran en un hangar ubicado en una zona que el Ayuntamiento ha marcado como territorio comanche: Santa Cruz 2030. Cercano al antiguo meeting point de los 90, La Factoría, y cerca de la histórica casa de la húngara. En resumidas, un lugar de culto.

El asunto es más complicado de lo que parece. De hecho, seguro que Elvis deja antes de comunicar y puedo hablar con él. El amigo del amigo cuyo hijo ha montado el pifostio no ha solicitado licencia ese día para esa fiesta. ¿Por qué? Entiende que ya la Gerencia de Urbanismo estará preocupada por clausurar las actividades culturales del Círculo de Bellas Artes y no tendrá personal técnico ni policial para la clausura. ¿Y qué pinto yo en todo esto? Aparte de que debo inspirarle confianza al amigo de mi amigo, quieren ahorrarse los gastos de seguridad. Me tendrán dentro para prevenir incidentes de chavales mineralizados e hipervitaminados, como el reclamo de Súper Ratón. Ya puestos han decidido que me encargue también de la música. Quieren darle un tono retro al evento. No sé cómo tomarme el tema si como piropo o como una advertencia de que procedo de la época de Atapuerca. Así que sin quererlo, ni comerlo, ni beberlo, me he visto dentro de este embolado. En la puerta he logrado enganchar a mi amigo Cholano para el control de acceso. Es un dancing que vino escopetado de Venezuela huyendo del régimen bolivariano y que calmará con su swing y su tempo a las fieras.

No sé si esta fauna será más complicada de llevar que las de una comida de empresa. El amigo que tiene a su vez el amigo cuyo hijo la organiza viene ya de un lío morrocotudo en la de este año. De los efectos colaterales y el peligro de la barra libre que suele generar las siete plagas de Egipto: el síndrome de cacería, ellos y ellas metidos/as en jaulas y soltados/as en comidas como pretexto, hombres, mujeres y viceversa tuneados; la conversión del agua en vino y el vino luego mezclado con whisky y ron; el gasto de peluquería traje y confección; el calentamiento con los platos en menús a 25 ? que no pasarían la prueba del pim pam trucu truco de Chicote; la plaga de la perdida de la luz, de la música, de me quito esto por aquí, me quito esto por allá... De bailemos? Luego la gente comienza a desbarrar haciendo la conga con el tamborilero de Raphael, algo de Perales, el Ya no puedo más de Camilo Sesto, sexto, o VI y ya puestos Como una Ola de Rocío Jurado. No sé si funcionarán igual que el siglo pasado como pollos sin cabeza, que una vez metidos en trance ya se descontrolan. ¿Y el lunes? ¡Qué monada! Y el lunes? Pues, el lunes: "tengo los huesos desencajados y el fémur muy dislocado tengo el cuerpo muy mal pero una gran vida social?" ¿Cuánto dura el arrepentimiento? En los noventa otro de mis amigos sentó cátedra en las mesitas del quiosco de la plaza de La paz: 24 horas.

El día de las comidas que se largan a cenas, de empresas, los políticos canarios candidatos para el 2019, deberían hacer como Adam Levine y su banda, Maroon 5, en el clip Sugar. Montarse en el bus turístico del Cabildo e ir de comida en comida hasta las cenas finales para saludar, desear felices fiestas y entregar su carta de los reyes en forma de programa político a las masas. No sé mucho de política, pero creo que su código ético debería guiarse por hacer todo lo que sea decente, justo, adecuado y honorable. ¿Ir a las comidas y cenas de empresa? La política necesita a menudo gestiones difíciles de explicar, argumentos inadecuados y presiones poco respetables. No es que el fin justifique los medios, pero a veces hay que forzar un tanto los medios para que el resultado sea un buen final. Y regreso a Sugar. ¡Qué grande son los Maroon 5! Una vez en rehabilitación, para comprobar si Mini-Vil seguía con nosotros o se mantenía comunicando con Elvis, le pregunté de qué color era el caballo blanco de Santiago. Me contestó que ignoraba quién era Santiago y que dudaba que tuviera un caballo, que seguramente tendría un Toyota. Después, me preguntó por Maroon 5, él también había visto el video de Sugar y quería saber cuántos componentes tenía la banda. Le contesté que lo ignoraba, pero que si lograba hablar con Elvis me informaría y se lo diría.

La novia del hijo del amigo del amigo ya me ha metido en un grupo de whatsApp donde todos entran pidiendo canciones. La primera de Adele. Aquí podría aceptar el Skyfall de la película de James Bond. Después llegaron peticiones de Ed Sheeran, Imagine Dragons? Empecé a idear que mejor sería montar una noche temática y que todos se vistieran a lo Village People, de policía, indio, obrero, militar, motociclista, vaquero. Me piden cosas de Marc Anthony, ¿de antes o después de J-Lo? Ella ha terminado reclamando el anillo pa cuándo y él...bueno él especialmente nunca me ha gustado demasiado. De pronto me desconcierta una petición de un usuario con número oculto: Stanatam Kaur. ¿Snatam Kaur, quién diablos es esta gente? Busco en Google y resulta que no son un grupo sino una cantante de música devocional hindú, kirtan. La señorita recorre el mundo como activista de la paz. El nombre de "Kaur", significa "princesa". Vaya, me pregunto, ¿cómo insertar esa petición durante la noche? Busco en la red más información...Snatam vive en Santa Cruz... pero la Santa Cruz de California (USA). A medida que leo y saltan los enlaces empieza a gustarme la Snatam. Estudió en la India, kirtan. ¿Qué diantes es el kirtan? Yo soy un sucedáneo del BUP y el COU no pidan milagros, pero debe ser algo religioso porque lo cantan en templos. Participa en causas sociales y medioambientales, y se licenció en bioquímica y comenzó un proyecto de alimentos con cereales de Paz. Ignoro en qué consisten los cereales de paz, aunque siempre será mejor que escuchar a Maluma. Enseña yoga y actúa durante sus giras en escuelas, hospicios, centros de detención de menores. ¡Vaya! Un descubrimiento.

Me encantaría conocer quién se esconde detrás del número oculta que me ha enviado esa petición. Así que regreso a la casilla de salida: Telefoneando a Elvis, ¿hay a1guien en casa? Telefoneando a Elvis, estoy aquí solo, ¿ha salido del edificio? ¿O puede ponerse al teléfono? Telefoneando a Elvis, estoy aquí solo... Bueno dile que sólo le llamaba para desearle buena suerte?