Suspense, melodrama y erotismo confluyen en la nueva película de Pablo Trapero. "La Quietud", que llega este viernes a los cines españoles, reúne en una engañosamente idílica finca familiar a una madre y dos hijas obligadas a confrontar los traumas de un pasado marcado por la dictadura argentina.

"Reflexionar sobre la Historia es importante, es mejor que negarla", afirma el director en una entrevista con Efe, convencido de que la receta es válida para cualquier país y conflicto, como el vasco, que abordará como codirector para HBO de la serie "Patria", junto a Félix Viscarret.

La historia de Argentina latía también en el fondo de "El clan", su anterior filme, con el que "La Quietud" establece un diálogo. Si aquella era la historia de unos hijos sometidos a un padre, "La Quietud" retrata un matriarcado y la relación "simbiótica" entre dos hermanas, interpretadas por Martina Gausman y Berenice Bejo ("The artist").

PREGUNTA.- "La Quietud" tiene muchas capas, pero destaca el toque melodramático, una novedad para usted. ¿Qué le interesaba del género?

RESPUESTA.- Es un género que ha quedado opacado por las telenovelas, pero está en películas menos evidentes. Una referencia muy presente ha sido Buñuel: "Viridiana" o "Belle de jour" tienen mucho de melodrama, aunque están más asociadas al surrealismo y a otro código. O Hitchcock, con "Rebeca" o "La ventana indiscreta".

P.- También es nuevo que se centra en un universo femenino.

R.- Ha sido un desafío adicional. Había hecho algo similar con "Leonera" (2008) pero ahí eran mujeres en un mundo reglado por los hombres. Aquí es lo contrario, los hombres están en la periferia.

P.- ¿En qué se ha apoyado para construir esa mirada femenina?

R.- Buñuel para mi es una inspiración permanente. En el proceso de escritura también estuvo muy presente Martina (Gausman), mi compañera. La película nace en parte de las ganas de volver a trabajar juntos, no lo hacíamos desde "Elefante Blanco" (2012).

P.- La película tiene una fuerte carga erótica y en ocasiones casi incestuosa.

R.- Esas mismas escenas entre dos hermanos no generarían tanta incomodidad, de hecho las hemos visto en muchas películas. La simbiosis de las hermanas está en el corazón de la historia, en muchos momentos podrías pensar que es una sola persona. En cuanto a la carga erótica tiene que ver con que estos personajes encuentran en la sexualidad una manera de expresarse diferente, más directa y honesta que las palabras, es su único momento de total libertad.

P.- El título es engañoso ya que hay una gran violencia latente.

R.- El campo suele evocar la paz, el sosiego, la calma, pero tras la apariencia idílica se esconden muertos en el armario. En ese choque entre la apariencia y la realidad surge la violencia, que tiene que ver con el pasado.

P.- La historia de Argentina estaba presente en "El clan" y vuelve a estar en "La Quietud", con alusiones críticas a cómo los ricos se hicieron ricos. ¿Se habla lo suficiente de esto?

R.- Se ha hablado, se habla y se hablará. Reflexionar sobre la Historia es importante, es mejor que negarla, ayuda a que con el paso de las generaciones, esas historias dolorosas pasen de verdad a ser historia, con la seguridad de que no volverán a suceder.

P.- ¿Qué recuerda de la época de la dictadura?

R.- Soy del 71, mi primaria coincidió con la dictadura y muy simbólicamente el inicio de secundaria con la llegada de democracia. Era un niño con la dictadura, pero viví el proceso de llegada de la democracia con mucha intensidad y en particular recuerdo y tengo muy presentes los juicios de la época, que aparecen tanto en "El clan" como "La Quietud".

P.- ¿Qué aporta un director argentino a una serie sobre el conflicto vasco como ''Patria''?

R.- Ninguna de mis películas tiene que ver con mi vida. Como realizador me gusta descubrir mundos desconocidos. No estoy seguro de cuáles son las ventajas de estar cerca de un contexto para contarlo, yo siempre estuve fuera.

P.- ¿Qué desafío le supone dirigir esta serie?

R.- ''Patria'' para mi es como una película de ocho horas. Es la historia de dos amigas, dos familias atravesadas por una historia dolorosa. En ese sentido no es tan diferente de "El clan" o "La Quietud", hay un contexto impuesto, una realidad que excede a los personajes. El desafío es enorme, que el público reflexione y halle nuevos puntos de vista. El cine tiene una gran fuerza para eso.

P.- ¿Ha hecho algún trabajo de investigación?

R.- Siempre lo hago. La historia es ficción pero todos sabemos que mucha gente tuvo historias similares. Estoy contento hasta ahora con todo lo que está pasando, la necesidad de hablar, lo que se moviliza. Vamos a filmar todo allí y la mayoría de los actores son vascos que conocen de cerca el conflicto.

P.- ¿Es cierto que rechazó dirigir ''World War Z 2"?

R.- Puede ser (ríe).

P.- ¿Qué tendría que tener una oferta de Hollywood para que dijera sí?

R.- He trabajado en varios proyectos que no han llegado a hacerse. La gente no lo sabe, pero son muchos más los proyectos que no salen que los que salen. Tengo que sentir que merece la pena, que la gente va a descubrir algo, porque hacer cine o una serie conlleva mucha energía, compromiso y tiempo que le restas a tu familia y tu vida privada.

P.- ¿Y qué tiene ahora entre manos, además de ''Patria''?

R.- Estoy terminando una experiencia similar, "Zero, zero, zero", una serie basada en el libro homónimo de Roberto Saviano -sobre el tráfico de cocaína- para el año que viene y más adelante vamos a anunciar otro proyecto de ficción, en inglés, que aún no puedo contar.