Peccioli es un pequeño pueblo de la Toscana donde el espléndido paisaje en las afueras de la ciudad se caracteriza por colinas onduladas cubiertas de viñedos y olivares y salpicadas de pequeñas aldeas, entre ellas el excastillo y la Iglesia centenaria de Santa Maria Assunta en Fabbrica, Libbiano, con su observatorio astronómico, y Legoli. El pueblo de Peccioli domina la comarca de Valdera desde arriba y la pequeña ciudad medieval destaca contra las colinas, saludándonos con el inconfundible campanario de la Iglesia Parroquial de San Verano (siglo XI), diseñado por el arquitecto Bellincioni, con preciosas obras de arte de la escuela pisana conservadas en su interior.

Hoy es un importante destino turístico y hace años que en el mismo ondea la Bandera Naranja (Bandiera Arancione) distinción otorgada por el Touring Club Italiano (que tiene su homóloga para los lugares de mar, en las conocidas banderas azules), uniéndose a las filas de los pueblos más bellos de Italia.

Pero ahí no acaba su historia, pues con apenas 5.000 habitantes ha conseguido convertir la recogida y tratamiento de residuos en algo perfecto, eficiente y que además permite a los habitantes beneficiarse de su complejo medioambiental. Con el lixiviado crean biogás y con este generan energía eléctrica que no tienen que pagar, y, no solo resuelven su problema de basura, sino el de unos ciento cincuenta mil habitantes más de la Toscana.

Todo esto es posible gracias a sociedad mixta público privada, llamada Belvedere, de la que el ayuntamiento de Pecicoli tiene un 60 por ciento y el 40 por ciento restante pertenece a unos 900 ciudadanos. Como se expresa en su logotipo, "innovación, proyectos, desarrollo" centran su atención en la mejora del territorio en todas sus formas.

En los alrededores del complejo medioambiental, hoy ya medio convertido en un gran parque verde, unas gigantescas esculturas representan figuras humanas: "Presencias" en la planta de tratamiento y disposición, que intentan dar un mensaje, aquello no es lugar no solo para la destrucción sino también para el renacimiento a través de la apariencia exterior del lugar en sí.

La idea de crear nueva vida a partir de la basura fue la inspiración a partir de la cual se crearon cuatro esculturas en poliestireno y espuma de poliuretano, cubiertas con fibras de cemento resistentes a agentes externos que, a lo largo de los años, se han colocado alrededor de lo que su alcalde, Renzo Macelloni, denomina Triángulo verde dentro de la planta de tratamiento y eliminación de residuos¡, y nos recuerdan que la vida no se reduce a polvo, pero es desde el polvo de la tierra que la vida se regenera. Belvedere SpA, relaciona y establecer un contacto y una síntesis entre aspectos considerados más nobles y sublimes como la cultura y una actividad tan impopular como la gestión de residuos.

Ahora Peccioli, a través de la visita de su alcalde, se acerca con su experiencia a La Gomera, isla que quiere aprender este sistema de tratamiento de residuos tan singular y que completa el ciclo hasta la creación de nueva vida.

La Gomera recibe al año 700.000 turistas. Y, desde su Cabildo, Casimiro Curbelo sabe que desde el punto de vista de los residuos tienen mucho que aprender y quieren aprender.

Todos sabemos que es una isla muy cuidada medioambientalmente, con grandes valores como el parque de Garajonay, pero también es una isla que, con este tipo de encuentros, demuestra que quiere seguir mejorando, y a través de un hermanamiento con Peccioli comenzará un nuevo camino estratégico para afrontar con visión de futuro el problema del tratamiento de los residuos de una manera diferente e innovadora.