Esperó a cumplir 94 años para dejarnos. Había nacido el 1 de marzo de 1925 en Las Palmas de Gran Canaria cerca de la playa de Las Canteras, donde jugó con la arena y el mar y a su tiempo, con el hierro de los barcos en el varadero a donde los llevaban para repararlos o desguazarlos, cuando su padre lo acercaba a los talleres de los que era jefe. Allí conoció la música del hierro, cuando ya en la playa había conocido la plástica del viento dibujando espirales en la arena. Visual y sonoramente impregnaron su infancia y por eso nunca dejó de valorar la música del yunque ni la belleza abierta de la espiral con lo que tiene de nacimiento y renacimiento.

Le conocí personalmente, igual que a Manolo Millares y Elvireta Escobio con Margarita Argenta, que fuera su mujer, a principios de la década de los setenta del pasado siglo cuando a la sazón presidía yo la Delegación en Santa Cruz de Tenerife del recién creado Colegio Oficial de Arquitectos de Canarias y organizamos la Primera Exposición de Escultura en la Calle que, artísticamente, puso a Santa Cruz en el mundo. Por su obra y su trayectoria artística en el grupo El Paso, con otros artistas de vanguardia, supe de él en Madrid en mi etapa de estudiante de Arquitectura.

Martín, para orgullo de la ciudad, nos dejó en 1972 a "Lady", una espléndida escultura de gran tamaño de plancha de acero, elegantemente modelada, que sigue presidiendo la plaza Alberto Sartoris aledaña al Colegio, y que precedió a otras dos, "Espiral del Viento", de 1991 en la sede del Parlamento de Canarias, y "El sueño de los continentes", en la Plaza de Europa, en 1994. Un legado envidiable.

A partir de entonces mantuvimos una ininterrumpida amistad, hasta el punto de que cuando Isabel Oriol, entonces presidenta nacional de AECC me sugirió en septiembre de 2009 que gestionase un galardón que pudiera representar a la Asociación, recurrí a él que, desprendidamente, nos premió con una escultura de pequeño formato, la "V de Vida" que hoy preside, dentro y fuera de España, despachos y hogares de destacadas instituciones y personalidades que han merecido un reconocimiento por su lucha contra el cáncer

Martín nació en una dictadura -la de Primo de Rivera- y vivió bajo otra -la de Franco-, pero nunca perdió el equilibrio personal que siempre transmitió a su obra. De joven, en años de aprendizaje, trabajó en el Valle de los Caídos, como tantos otros artistas canarios protegidos, en años duros, por Blas Pérez González, algo que debieron tener en cuenta los paisanos palmeros que accediendo a la política después de que otros trajéramos la democracia a España con una modélica Transición que ahora quieren negar, con una visión sectaria, los hijos de los que la trajimos, por aquello que los psicólogos tienen acuñado como matar al padre. Hombre realista y centrado aceptó en 1981 dirigir el Círculo de Bellas Artes de Madrid con una candidatura progresista que presidió hasta 1992.

Recuerdo -porque las comenté con él- unas declaraciones suyas a El Mundo que el entrevistador encabezaba con una apostilla aludiendo a su condición de miembro fundador del grupo El Paso "colectivo de vanguardia que luchó con el arte contra las miserias del franquismo" y que él empezaba con un "Vivo en un desconcierto total". Tenía entonces 85 años y continuaba: "En la atalaya del hombre viejo, lo que observo no me gusta demasiado. Miro alrededor y veo como hemos perdido la escala de valores y se pervierte todo." Ahora, con algunos años menos que los que él tenía entonces y diez después de que lo comentara pienso lo mismo. Agua llevará el río cuando suena?

¿Qué nos queda? Aparte de la esperanza en la destrucción creativa que se ha repetido a lo largo del devenir de la humanidad, la creación artística. No la que se pudo ver en Arco, clausurada recientemente, feria en la que se ha introducido un todo vale que llega a rozar el esperpento y que también anticipó Chirino en las mismas declaraciones (14.02.2010): "Arco sólo mensura el dinero que produce. Y el arte es mucho más: emoción y pensamiento."

Aeróvoros, formas aladas; afrocanes, máscaras cerradas, de inspiración afro; espirales, formas abiertas en el plano; helicoides, figuraciones expansivas en el espacio, pero todas moldeadas con el corazón y la cabeza de quien además de escultor ha sido músico y poeta, un artista integral de proyección universal. De él y de su obra se ha escrito en estos días, como no podía ser menos, con admiración, sensibilidad y respeto y poco o nada se puede añadir. Yo me quedo con la música del hierro, con su espíritu abierto y tolerante y con una frase que nos regaló y puede ser un epitafio elocuente: "Sin tolerancia no hay libertad, que es el infinito de la conducta del hombre."

¡Hasta siempre, amigo!