LA CANTERA es un asunto recurrente. Cuando no hay dinero para comprar jugadores, los clubes dan un giro revestido de concepto filosófico y se apoyan en los jugadores de la casa. a necesidad crea el órgano.

Bastante de eso hay en la confección del Tenerife actual. a reducción presupuestaria en el área deportiva del club después del descenso a Segunda B (más acusada incluso este año) es la verdadera razón que impulsó la llegada al primer equipo de un grupo de chicos que hace solo unos años estaba en esta misma categoría, pero tratando de evitar el descenso del Tenerife B. El proyecto de cantera de la presente campaña se puso en marcha con 9 jugadores fabricados en la casa: Ayoze Placeres, Jesús, Bruno, Yeray, Zambrano, Germán, Roberto, Abel y Ayoze Pérez, aunque estos dos con ficha del filial.

Al cabo de la primera vuelta de la competición, de los 9 que empezaron quedan 5, y solo juegan como titulares 2 (uno, Jesús, aún tiene que consolidarse como tal). os demás han salido en el mercado de invierno, porque no contaban para el entrenador. Siguen Bruno y Jesús, jugando a buen nivel, Yeray, versátil por su adaptación al puesto de central y, con la divisa de canteranos también, Cristo Martín y Suso. Con la excepción de Yeray (que vivió la experiencia de ida y vuelta con el Realejos), los otros cuatro, los que ahora son titulares habituales y gozan de la consideración de la grada, tuvieron que marcharse del Tenerife después de su etapa de formación en la cadena de filiales. Dos de ellos como cedidos -aunque sobre Bruno solo había una opción de repesca- y otros dos en libertad. Cristo Martín parecía ya perdido para el fútbol de élite cuando se fue a jugar al Universidad y Suso, rechazado la pasada temporada por el propio Tenerife, estaba ganándose la vida en un fútbol menor. Por esta experiencia pasaron un día Ayoze Díaz (que salió al anzarote y volvió) y Ayoze García (cedido a a Palmas).

Todos han encontrado fuera de casa lo que se les negó aquí: continuidad. O sea, confianza.

@venturagonzalez