Eufemiano Fuentes, eje central como responsable médico en la trama de la operación Puerto, respondió durante 3 horas y 45 minutos a las preguntas de la fiscal y la abogada del Estado y destacó su trabajo "con todo tipo de deportistas", su pánico a los "pinchazos" de los periodistas y se negó a contestar a las preguntas de la acusación.

Fuentes, que dejó claro que su trabajo incluía el tratamiento a "ciclistas, futbolistas, atletas, boxeadores...", justificó ante la magistrada Julia Patricia Santamaría y a preguntas de la fiscal Rosa Calero su trabajo médico ante los deportistas, que se dirigían a él a "título individual para llevar un seguimiento médico, físico y dietético para que su salud no se dañe por la exigencia de la competición".

Para ello admitió que se rodeó del hematólogo José Luis Merino Batres, con quien formaba equipo para las analíticas, extracciones y transfusiones de sangre, aspecto que aglutinó buena parte de las preguntas de la fiscal, quien apuntó sus interrogantes a la garantía de salud pública que ofrecían esas actividades.

Fuentes aseguró que las extracciones se hacían en bolsas homologadas, se usaban máquinas y aparatos que garantizaban las condiciones de conservación, con un coste de 33 euros cada una; que el traslado de las bolsas de sangre era correcto y que era él quien decidía las extracciones orientadas a controlar, sobre todo el hematocrito. El nivel de hematocrito, que marca el nivel de viscosidad de la sangre, es el principal motivo para justificar las extracciones de sangre a los deportistas, las cuales son transfundidas en el momento necesario, "en momentos de competición cercana".

En este aspecto, Fuentes señaló que informaba "verbalmente" a los deportistas sobre los riesgos que corrían y que no entendía "cómo la UCI exige una tasa máxima del 50 por ciento y no se ocupa de impedir competir con un tope mínimo".

Silencio para nueve cuestiones relacionadas con el dopaje

El médico Eufemiano Fuentes se negó a contestar a las acusaciones, salvo a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado, con lo que eludió las preguntas más directamente relacionadas con prácticas de dopaje en el ciclismo.

Estas son algunas de las cuestiones planteadas por los abogados de la Agencia Mundial Antidopaje, la Unión Ciclista Internacional, la Federación Española de Ciclismo, la Asociación Internacional de Grupos Ciclistas Profesionales, el Comité Olímpico Italiano y el exciclista Jesús Manzano a las que Fuentes no respondió acogiéndose a su derecho a no declarar:

-¿Por qué si todos sus clientes eran ciclistas profesionales acudían a usted cuando disfrutaban de tratamiento médico gratuito en sus equipos?

-¿Por qué, si las transfusiones eran legales, todos ellos decidieron que sus muestras fueran identificadas mediante apodos y ninguno quiso poner su nombre y apellidos?

-¿Por qué si el único tratamiento que se daba a la sangre era congelarla en ocho muestras aparecieron niveles de EPO más elevados de lo normal?

-¿Dónde consta el consentimiento de los deportistas y que recibieron información sobre los riesgos del tratamiento?

-¿Por qué se utilizaban códigos y motes que podían crear confusión para identificar las muestras?

-¿Por qué todos sus clientes pertenecían a equipos en competición?

-¿Cómo publicitaba sus servicios? ¿Cómo conocían los deportistas que hacía esas autotransfusiones?

-¿Correspondían algunos de los símbolos que figuran en la documentación -puntos, círculos, conjuntos vacíos...- a sustancias como EPO, insulina o anabolizantes?

- ¿Por qué siempre hablaban en clave si sus actividades eran lícitas?

Los abogados de las acusaciones hicieron constar asimismo que entre las preguntas que Fuentes rechazó contestar había varias sobre el significado de términos utilizados en sus conversaciones como "guerra" (supuestamente, el Giro), "Siberia" (por el proceso de congelación), "la firma" o "pizzería".

También le iban a pedir que identificara a quiénes correspondían apodos como "Asterix" (presuntamente, el propio Eufemiano), "Obelix" (presuntamente, Merino) o "Birillo" (presuntamente, el ciclista Basso).

SU ARGUMENTO

Eufemiano dejó claro que su trabajo incluía el tratamiento a "ciclistas, futbolistas, atletas, boxeadores... para llevar un seguimiento médico, físico y dietético para que su salud no se dañe por la exigencia de la competición". El nivel de hematocrito, que marca el nivel de viscosidad de la sangre, es el principal motivo para justificar extracciones de sangre, las cuales son transfundidas "en momentos de competición cercana", dijo. "Nunca imaginé que mi teléfono estuviera intervenido por alguien que no fuera de la prensa". Informaba verbalmente a los deportistas sobre los riesgos que corrían y que no entendía" cómo la UCI exige una tasa máxima del 50 por ciento y no se ocupa de impedir competir con un tope mínimo".