Agustín Arias, La Laguna

Sexta victoria consecutiva en la nueva “catedral” del basket tinerfeño –el Santiago Martín– y octava en veinte jornadas de competición en la Liga Endesa. El Canarias, que se impuso al Cajasol (77-68), se mantiene en una cómoda decimotercera plaza, a cuatro del Manresa y a cinco del Lagun Aro, que ocupan puestos de descenso.

La comunión equipo-afición volvió a ser determinante en el desarrollo de los 40 minutos, aportando lo mejor de sí, unos en el parquet, con espectaculares minutos defensivos –destacó el marcaje de Heras a Holland en sus 10 minutos de la segunda mitad y la brillante labor en la “pintura” de Sekulic, sin olvidar el partidazo arriba de Úriz–, y los otros apoyando con sus cánticos y metiéndole presión al rival en sus ataques y, de paso, a los árbitros.

Sí, la octava ya está en la talega canarista, lo que invita a seguir soñando con lograr la permanencia antes de lo previsto, sobre todo si los de abajo siguen acumulando derrotas, las de Manresa y Lagun Aro esperadas ante el potencial de Barça y Unicaja.

Del encuentro de ayer hay que valorar muchos detalles. Como la brillante dirección de Ricardo Úriz que, además, contribuyó al éxito con sus cinco aciertos de siete ensayos más allá del 6,75 –cuatro de ellos consecutivos en el tercer cuarto–, para acabar con 21 tantos y siendo el MVP del choque.

Blagota Sekulic firmó su mejor actuación con la camiseta aurinegra, con un 8/11 bajo los aros y 1/2 desde el 6,75, añadiendo 7 capturas y tres recuperaciones. Muy centrado en sus casi 30 minutos, algunos más debido a que Fotios se metió muy pronto en tres faltas.

Ellos dos, Úriz y Sekulic, hicieron los mejores números, pero sería injusto no repartir méritos al equipo porque cada uno de los que saltaron al parquet aportó en positivo, tanto en labores defensivas –en la “pintura” la garra y el corazón de los Fotios, Chagoyen, Jakim y Sekulic neutralizó los centímetros de los interiores del Cajasol, además de ser muy bueno el trabajo sobre los peligrosos exteriores del rival–, como en ataque, con Levi Rost sabiendo aprovechar los escasos huecos que dejó el rival cuando implantó una defensa zonal. Sus dos triples desde la misma esquina resultaron mortales de necesidad para sumar la victoria.

Alejandro Martínez siempre ha tenido claro que como se entrena se suele jugar. Y ayer se volvió a demostrar esa teoría. Primero por la sabia decisión del técnico de suprimir en la semana dos sesiones de entrenamientos al comprobar en Zaragoza que el haber jugado un martes con el Estudiantes y apenas cinco días después ante el CAI había pesado como una losa. El premio lo vio ayer la afición: un equipo con frescura, con jugadores que incluso mostraron su “calentura” al no jugar más minutos. Este tipo de deportistas son los que hacen grande a un club.

Mucha culpa en las ocho victorias del Canarias la tiene el “coach” pues sabe a la perfección lo que le puede dar cada uno de sus profesionales. Aíto García movió su banquillo constantemente y no encontró mejoría; Alejandro sí, incluso cuando dejó a Jakim en el banquillo 23 minutos. Carles, otro ejemplo, con apenas 9 sobre el parquet, fue el relevo efectivo en los descansos de Úriz, inconmensurable ayer. Y un apunte como colofón a esta complicidad: Guillén no jugó, pero con sus apreciaciones desde el banquillo ayudó a afrontar mejor el juego del equipo.

Del encuentro decir que salvo en los 3 primeros minutos (2-6) el Cajasol siempre fue a remolque, siendo capaz en el segundo cuarto de firmar un 2-10 que dejó al descanso un 34-34.

A partir del tercer periodo el dominio en el marcador fue siempre aurinegro, con ventajas de hasta 14 puntos (58-44). Mejoró algo Cajasol cuando se puso en zona 2-3, pero dos triples de Rost terminaron por sentenciar.

Muy bien la afición, gran actuación del equipo... Incluso se cantó el “chicharrero de corazón”.