EL TENERIFE de Álvaro Cervera tiene más fondo que forma. s un equipo inacabable, capaz de ir añadiendo argumentos al partido hasta conseguir lo que busca. s verdad que fuera de casa ofrece la imagen de un líder con limitaciones, pero en el Heliodoro su gama de recursos erosiona a cualquier rival, por muy cohesionado que parezca.

Lo que le sucedió el domingo al Leganés, aunque con un guion diferente, no deja de ser lo mismo que sufrieron aquí los últimos visitantes, el Orense y el Marino. Fue una demostración de lo larga que es la hora y media de partido en el stadio para cualquiera que pretenda defender un resultado durante todo el tiempo. Frente a la dificultad de un marcador adverso en el tramo final del encuentro, como sucedió en los tres últimos casos, se produce una mezcla explosiva entre la presión de la grada y las variantes futbolísticas que ofrece la plantilla de Cervera. Con los cambios y con la implicación del público, el Tenerife es una avalancha incontenible, justo cuando los rivales están más cansados. Al Marino le cayó el gol en el minuto 79; al Orense, en el 80 y el Leganés perdió su ventaja en solo cuatro minutos, del 70 al 74.

Cervera maneja el factor de desgastar a los contrarios como uno de sus recursos más eficaces. A veces planifica los partidos pensando en lo que puede suceder cuando decaiga la resistencia de los rivales. Por eso se guardó a Suso en Mieres y, tal vez, también esa es la razón que le decidió a no poner en liza a Martí cuando se lesionó Chechu, sino que prefirió guardarlo fresco para agitar la última media hora. De cara a la fase decisiva, ganar los partidos de esta forma llena de confianza al jugador.

@venturagonzalez