El excorredor del Kelme Jesús Manzano, que hoy ha declarado como testigo en el juicio de la Operación Puerto, donde ha descrito una trama de dopaje sistemático, que incluía autotransfusiones sanguíneas, ha asegurado que la negativa de un corredor a esas prácticas hubiera supuesto su expulsión del equipo.

"Te decían ''esto es lo que hay''. Si no lo acatabas, al año siguiente ibas a la calle", ha dicho Manzano, que ha enumerado las sustancias que se administraban a los ciclistas -incluidas algunas de origen animal- y ha relatado punto por punto las dos reinfusiones de sangre a las que se sometió.

La última, que tuvo lugar en una clínica de Valencia en agosto de 2003, a la vuelta del Tour de Francia -en el que ya había sufrido un desfallecimiento-, le produjo una reacción alérgica. "Intenté ir a un hospital, pero no me dejaron", ha dicho hoy.

"La bolsa (de sangre) había ido al Tour y volvió", ha señalado el excorredor, que ha añadido que el director del equipo, Vicente Belda, le llamó para que fuera a la clínica del médico Walter Viru y le hiciera la autotransfusión.

Manzano ha continuado su relato: "Me la empezó a poner con un vial, pero tras 150 o 170 mililitros me empiezo a encontrar mal. Me quitan la bolsa, pero sigo con tiritera y frío. Me echan mantas y me ponen Urbason. Mejoro un poco, cojo un taxi y me monto en el tren".

Ya en la estación, el exciclista volvió a sentirse mal, hasta el punto de que su mujer, que le acompañaba, pidió ropa a otros pasajeros porque él tenía frío en pleno mes de agosto.

"El revisor me pregunta qué me pasa y dice que bajará la refrigeración del vagón, pero sigo mal. Entonces dice que si sigo así el tren no sale", ha añadido.

Manzano ha continuado diciendo que su acompañante llamó a Walter Viru, al que no permitieron acceder al tren porque no tenía billete, y que fue ella la que le sacó al andén.

"Volvimos a la clínica y me dan más Urbason y suero. Pasé la noche en un hostal cerca de la clínica, a base de Urbason y suero", ha repetido el testigo.

Manzano se había sometido a otra autotransfusión unos meses antes, realizada en esta ocasión por el médico Eufemiano Fuentes y su hermana Yolanda -que, como Belda, están acusados en el juicio- en el hotel La Reconquista de Oviedo.

"Llegan con la bolsa (de sangre), con las siglas JMR, cogen una cacerola y agua caliente, meten un termómetro, te pinchan, estás tapado con una toalla, la sangre va entrando... De vez en cuando pasa uno de los médicos, Eufemiano o Yolanda", ha explicado.

Uno de los abogados le ha preguntado entonces qué quería decir cuando contaba que eran Eufemiano o Yolanda Fuentes los que entraban y salían de la habitación para comprobar cómo iba la reinfusión, y Manzano ha asegurado que éstos iban "rotando" porque en ese momento había más corredores en el hotel sometiéndose al mismo proceso.

"Al entrar la sangre sentías presión en la cabeza y como hinchazón", ha dicho el excorredor, que ha contado que la autotransfusión duraba entre media hora y 45 minutos y que la cantidad de sangre que se reinfundía a los ciclistas, a los que en cada extracción se sacaba un litro, era la mitad, 500 mililitros.