Siempre cuesta salir fuera del sitio donde has crecido, pero hay que arriesgarse; ahora mismo jugar en el Tenerife siendo de la Isla está muy difícil". Esta frase está firmada por Maikel Mesa, joven canterano tinerfeño que actualmente engrosa las filas del Osasuna Promesas. "Aunque es un sitio nuevo, aquí me están tratando bien por el momento". Aclaraba también el talentoso centrocampista que la pasada temporada estuvo a prueba con el Real Madrid, entidad que finalmente abandonó gracias al mayor interés de los rojillos.

Ahora en Pamplona, a este jugador nacido en 1991 se le abre un elenco de oportunidades para cumplir el sueño de todo futbolista, que no es otro que convertirse en profesional, cueste lo que cueste.

Lamentablemente, la obligada emigración para los futbolistas tinerfeños en las últimas etapas de la base ha sido regla general desde hace años. Pese a que muy cerca de aquí, en Las Palmas, la política de cantera goza de un engranaje tan perfeccionado como para permitir que una gran cantidad de chavales sean profetas en su propia tierra, en la provincia occidental y más concretamente en el seno del CD Tenerife las deficiencias logísticas y la poca "cultura de base" existente en el club obligan cada temporada a hacer las maletas a mucha gente válida con destino al nicho de 2ª B.

Todos ellos han demostrado el potencial suficiente y no encuentran otra salida que dar el salto a la Península, con lo que ello implica no solo desde un punto de vista profesional, sino también personal.

"Al Tenerife lo que le mueve es la cartera y no la cantera" ha sido un cliché durante bastante tiempo extendido entre la gente de la base, elaborado durante la época dorada del club y sustentado a lo largo de los siguientes años. Lo preocupante no es lo que muestran dichas palabras, sino la realidad que esconden. En muchas otras instituciones del fútbol español, como es el caso del Athletic Club de Bilbao, el porcentaje de jugadores de la primera plantilla "creados" en el propio club supera con creces a las adquisiciones foráneas. Un hecho que va en consonancia con el papel de la cantera vasca, de fábrica especialmente fructífera. Misma materia prima pero diferente maquinaria y medios para aprovecharla.

Con lo cual, en estos momentos la principal razón para que hasta nueve perlas de Nivaria estén en la actual temporada fogueándose lejos de Canarias es precisamente la multiplicación exponencial de sus oportunidades cuando deciden marcharse.

La lista concreta la componen los siguientes nombres. En primer lugar, el mencionado Maikel Mesa, en el segundo equipo de Osasuna y con unas expectativas de progreso más que interesantes. Los blanquiazules hasta Navidades, Germán y Abel -nacido en Fuerteventura pero formado en los últimos años en el Tenerife-. Ambos con el talento necesario para triunfar y en buscar de los minutos necesarios para apuntalar su crecimiento como profesionales.

El central Andriu, en las filas del Toledo la pasada temporada y ahora en el Real Unión.

Omar Mascarell, procedente de la cantera del Laguna que actualmente alterna sus participaciones en el Madrid C con el Castilla.

Edgar, probando fortuna en la plantilla del Almería B tras sus anteriores etapas como efectivo del Betis B y el Melilla.

El viejo conocido de la afición Iriome, ahora en su segunda temporada en el Villarreal B. El caso quizá más flagrante de los nueve debido a las expectativas creadas tras su despunte en el club chicharrero.

El portero lagunero Saúl, en el Racing B y contando también en los planes del primer equipo después de cuatro años en la base del Levante y una breve estancia en el Valencia tras su salida del CD Laguna.

Y, por último, Nauzet Fernández, el más veterano de todos, desde hace años labrándse una carrera en Extremadura, Cataluña y otras comunidades y actualmente efectivo del Arroyo CP.

En total, un portero, un central, cinco centrocampistas y dos delanteros. Casi suficientes para conformar un once de puro talento isleño.

El Tenerife sabe que es hora de que el éxodo acabe por el bien del propio representativo. De momento, y obligado por las circunstancias monetarias, Medina ha dado protagonismo a los de casa, y la cosa va bastante bien.