La saltadora de altura Ruth Beitia, tras la medalla de oro conseguida en el europeo de pista cubierta de Gotemburgo, avisa de que ya no anunciará más que se retira y aunque se plantea su futuro deportivo "muy a corto plazo", reconoce que su objetivo es estar, en agosto, en los campeonatos del Mundo de Moscú.

Eso sí, Beitia pone como condición llegar a esa cita en plenitud de condiciones, para lo cual tendrá que ver "cómo transcurre" la temporada al aire libre.

"Si me siento como hasta ahora, al cien por cien competitiva, estaré en Moscú", ha subrayado la saltadora cántabra en una entrevista con EFE.

Aunque Beitia anunció que se retiraría tras los Juegos Olímpicos de Londres, en los que acabó obteniendo un cuarto puesto de "sabor agridulce" porque rozó el bronce que le fue arrebatado en el último salto, ahora reconoce que está en un "momento de plenitud, con la misma ilusión de siempre".

"Me siento mejor que nunca", enfatiza Beitia, por lo que apunta que, si le respetan las lesiones, seguirá "hasta que el cuerpo aguante".

"Tengo dos visiones fundamentales", añade Beitia. "El día que esté en el sofá y diga no me apetece entrenar diré hasta aquí he llegado", esa es su primera visión; y, la otra, es la de formar su propia familia, porque, reconoce: "tengo muchas ganas de ser madre".

Ahora, mientras disfruta de las mieles del éxito y de unas merecidas vacaciones, Beitia ha hecho una pausa en sus entrenamientos y recuerda emocionada la "sorpresa agradable" que le ha supuesto colgarse el oro en Gotemburgo, compitiendo "otra vez a gran nivel".

Beitia recuerda que volvió a entrenarse, después de "dos meses patinando", porque "empezó a llover en Santander" y apuntarse a un gimnasio le "daba pereza". "Me perdí la pretemporada pero volví fuerte, con muchas ganas y la sensación que podía volver a saltar alto", explica la atleta cántabra.

En un repaso a lo ocurrido en el campeonato de Europa, Beitia explica que logró un perfecto equilibrio entre cuerpo y mente, tanto en la calificación como en la final. "Viví dos competiciones paralelas, cuando saltaban las demás era como una espectadora y cuando me tocaba a mi me activaba", precisa la saltadora.

Para Beitia la calificación fue "muy sencilla" y eso le hizo pensar que "podía luchar por las medallas", aunque reconoce la dificultad de la empresa porque se encontraba en Suecia y se enfrentaba a dos saltadoras locales. "Era territorio comanche", según Beitia, pero eso la motivó aún más.

Beitia, cuyos principales logros han sido en pista cubierta, hasta que el pasado año se sacó la espina al proclamarse campeona de Europa al aire libre, no sabe porqué en este terreno ha tenido su talón de Aquiles.

"La pista cubierta es más estresante, porque no tenemos una zona exacta para saltar y paran la competición cuando hay carreras", explica Beitia y acepta que "es posible" que ella sufra menos el estrés que sus rivales.

Y, en cuanto a que haya atletas que no acuden a estas citas, como ha pasado ahora con las saltadoras rusas, opina que "todas tienen la opción de ir y la que no lo hace es porque no le da la gana".

En la recta final de su carrera, Beitia recuerda como su "peor momento" cuando en la temporada 2010-2011 tuvo "muchos problemas de espalda", debido a que tenía dos vertebras con protrusión, lo que le hizo cambiar sus entrenamientos, para acabar viendo desde la grada la final del mundial de Daegu (Corea del Sur).

"Me dolió mucho y en cuanto salí de la pista le dije a Ramón Torralbo que volvería a entrenar como antes, a suerte o a muerte, para llegar a Londres al cien por cien".

Beitia habla de Torralbo como del artífice del 50 por ciento de sus éxitos. "Llevamos 23 años caminando juntos, yo soy la imagen y la que salta y él es quien pone todos los conocimientos. Me ha enseñado todo lo que sé de atletismo".

De los buenos momentos, recuerda especialmente su primer campeonato de España cadete (Zaragoza) que supuso un "impulso" para continuar; el oro en el europeo sub''23 de Amsterdam en el que, por primera vez, escuchó el himno nacional en su honor; y la plata absoluta en pista cubierta de Madrid 2005, tras una prueba en la que, evoca: "nunca he saltado tan emocionada".

Todo ello sin olvidar éxitos más recientes como el oro en el europeo de Helsinki y el cuarto puesto de Londres.

De dos asuntos Beitia prefiere "no hablar", de dopaje y de política. Del primero "porque ya ocupa demasiadas páginas, porque he ganado el europeo, porque es mi momento y no lo quiero estropear hablando de este tema".

Y, de la política, por no mezclar las dos facetas a las que se dedica en la actualidad, ya que comparte los saltos con su labor de diputada en el Parlamento de Cantabria por el PP. Aunque aclara que esta faceta le está reportando muchas satisfacciones, además de considerar un honor poder representar a los cántabros en la Cámara.