El belga Thibaut Courtois, portero del Atlético de Madrid, dijo hoy que la Copa del Rey ganada al Real Madrid en el Santiago Bernabéu fue el "mejor momento de una gran temporada" y afirmó que se siente jugador del equipo rojiblanco, a pesar de que esté cedido en el conjunto madrileño por el Chelsea.

El guardameta, a falta de la confirmación oficial de los clubes, seguirá una temporada más a préstamo en el Atlético, con el que retomará los entrenamientos el próximo 5 de julio, la fecha marcada para el inicio de la preparación de la nueva campaña por parte del cuerpo técnico del Atlético, encabezado por Diego Simeone.

Tres títulos, la Liga Europa y la Supercopa de 2012 y la Copa del Rey del pasado 17 de mayo, el pase directo para la Liga de Campeones como tercer clasificado de la Liga española y el Trofeo Zamora al portero menos goleado logrado este curso adornan su sensacional carrera en el Atlético, con el que ya ha disputado 99 partidos.

"Me hace mucha ilusión tener el Trofeo Zamora. He visto que lo han ganado Valdés y Casillas. Y desde el 96 no lo ganaba un portero del Atlético (José Francisco Molina lo consiguió esa campaña). Mucha gente dice que estoy cedido por el Chelsea. No me siento cedido. Me siento jugador del Atlético", explicó en la página web del Atlético.

Ha sido un año de ensueño para el guardameta, culminado con el título de Copa del Rey ante el Real Madrid, con el que tenía una espina clavada, según reconoció. "En mi primer año vi una tarjeta roja (en el Bernabéu), que para mí no era; después en el Calderón Cristiano me metió tres goles (1-4); este año en el Bernabéu perdimos 2-0, jugamos un buen partido, pero me criticaron porque Ronaldo me marcó otra vez; y en casa, contra suplentes, perdimos 1-2, con un gol en propia puerta, y fue duro", recordó.

"Y, después, ganar ahí. Y además jugar un buen partido y levantar esa copa en ese estadio es el mejor momento de esta gran temporada", continuó Courtois, que repasa su trayectoria en una entrevista en la página web del club. Desde los cinco años, cuando ya jugaba con compañeros con "dos o tres años" más. Todavía no era portero. A los ocho se fue al Genk "también como lateral izquierdo", y con once empezó a jugar como cancerbero.

"Ahí tenía talento, pero no tanto como para que la gente pudiera saber que podía jugar en el Atlético de Madrid. Yo era uno de los más altos. Y, cuando tenía ocho años, había un torneo en el que todo el mundo rotaba para estar en la portería. Y me preguntaron si quería estar en la portería y dije: ''vale''".

"Yo jugaba al voleibol y tenía reflejos. Al final fui el mejor portero del torneo. Vieron que tenía talento para las dos posiciones y me preguntaron: ¿qué quieres ser? No lo sé, contesté. ''Te vamos a poner un poco más de portero que de lateral izquierdo'', me dijeron. Como lateral llegaba mucho, no era malo, pero tenía más talento para la portería", continúa.

Courtois, que da "cada día las gracias" a sus padres por su ayuda para ir a entrenar al Genk, a "15 minutos" de su casa, debutó en la Liga belga con "16 años, casi 17": "El primer portero había visto la tarjeta roja, el segundo se lesionó esa semana y yo era el tercero. Aún estaba en el colegio y sólo puedes soñar con ser profesional. Jugué bien. Yo sabía que me quedaba mucho para llegar, porque no era ni el primer ni el segundo portero. Sólo cuando ya fui primer guardameta y jugué todos los partidos ya pensé en ser profesional".

El Chelsea lo contrató y el Atlético pidió su cesión. "No me lo creía. Si puede ser, me voy directamente para allá, porque el Atlético es un gran club. En mi presentación estaba muy feliz por la oportunidad que me daban. Estaba listo para conquistar a la gente del Atlético, para jugar bien y de titular, porque sabía que estaban Asenjo y Joel y que era difícil", repasa.

Su primer título llegó rápido. El 9 de mayo de 2012 levantó la Liga Europa. "Es un momento inolvidable. De la alegría que tenía recuerdo que corrí los cien metros más rápido que Usain Bolt para ir a la zona de los aficionados. Mis padres estaban llorando los dos, mi hermano, al que casi nunca veo llorar, estaba con lágrimas... Ganar la copa y por 3-0 fue espectacular", rememora.

Luego conquistó la Supercopa de Europa frente al Chelsea en Mónaco. "Era difícil jugar ese partido. Si yo jugaba bien sabía que los del Chelsea se iban a ofender; y si fallaba, que puede pasar, a lo mejor la gente del Atlético iba a decir esto lo ha hecho porque es el Chelsea. Era un partido súper difícil. Al final estás muy contento por ganar 1-4. Quería ganar esa final", explica.