El alemán Sebastian Vettel, que ha conquistado este año su cuarto título mundial de Fórmula uno consecutivo, afronta con precaución el GP de los Estados Unidos, la próxima semana, porque recuerda que el año pasado en Austin "parecía más un rally que una carrera de Fórmula uno".

"El año pasado el coche deslizaba mucho en una pista muy nueva, especialmente en el tramo revirado hacia el final. A veces parecía más un rally que una carrera de Fórmula uno, por los derrapajes", señaló Vettel en un comunicado de Red Bull.

Para el campeón del mundo, la parte del circuito americano más exigente es "la que viene después de la empinada cuesta que hay al principio". "El año pasado me llevó un tiempo colocar el coche correctamente", reconoció.