Como en la primavera del 74, el Atlético se ha encumbrado en el penúltimo peldaño de la Copa de Europa, entre los cuatro mejores equipos del continente; como en 1974, el año de la trágica final de Bruselas, ésa en la que fue campeón durante seis minutos y que ha quedado marcada para siempre en la historia del club.

Cuarenta años después, el destino le brinda a los rojiblancos una ocasión de oro para el desquite. Cuatro décadas más tarde, una generación de aficionados colchoneros, entonces niños nacidos en la década de los sesenta, vuelven a ver a su equipo en el mejor de los escaparates futbolísticos.

Muchos de esos muchachos privilegiados que en el 74 poblaron junto a sus padres el estadio Calderón para animar a los suyos en cada ronda europea, estuvieron también el 9 de abril de 2014 en el viejo Manzanares, otra vez en medio de un ambiente ensordecedor, de nuevo con la piel de gallina. Y muchos, con un nudo en la garganta, con el recuerdo del 74 sobrevolando sobre sus cabezas.

Entonces, ese Atlético, el de los Reina, Melo, Heredia, Eusebio, Capón; Adelardo, Salcedo; Alberto, Luis, Gárate y Becerra (el once inicial del primer partido de la final de Bruselas) fue apartando del camino al Galatasaray turco, en dieciseisavos de final; al Dinamo de Bucarest, en octavos; al Estrella Roja, en cuartos; y al Celtic de Glasgow, en semifinales.

Cuarenta años después, el Atlético del "Cholo" Simeone, el de los Courtois, Juanfran, Miranda, Godín, Filipe Luis, Koke, Tiago, Gabi, Raúl García, Adrián y Villa (el equipo de salida contra el Barcelona) igualmente deja poso y también permanecerá en los anales, concluya como concluya el curso.

Ante el Barcelona, el Calderón vivió una noche mágica, como aquella ante el Celtic, el 24 de abril de 1974. Ante los escoceses se dirimía un puesto en la final y ante el Barcelona uno entre el cuarteto que pugnará por el último combate, pero el escenario se engalanó de forma similar. La grada reeditó los grandes momentos del pasado.

Entonces, los madrileños afrontaban la vuelta tras un empate en la ida (0-0), en aquella famosa para la posteridad "batalla de Glasgow", con el turco Babacan, el colegiado que dejó al Atlético con ocho jugadores sobre el césped. En Madrid, los entrenados por el argentino Juan Carlos Lorenzo sellaron el pasaporte a Bruselas con los goles de Gárate (minuto 32) y Adelardo (minuto 40) en el duelo en el que Johnstone sufrió un pertinaz marcaje del mítico gran capitán rojiblanco.

Quienes estuvieron esa jornada en las tribunas del Vicente Calderón no la olvidarán nunca. Y quienes han estado cuarenta años después en el mismo recinto para ver como caía el Barcelona y como el Atlético vuelve a figurar entre lo cuatro mejores de Europa, tampoco.

En el 74 se atisbaba Bruselas y en 2014 la afición sueña con Lisboa. Para ello resta un penúltimo trago de una Copa, la de Europa, que otrora llevó el nombre del Atlético por todas las esquinas del planeta y que tanto tiempo después vuelve a engalanarlo en todo lo alto, quién sabe si esta vez para poner la guinda que faltó en la capital belga. Sea o no, los rojiblancos han vuelto a hacer historia, como en el 74.