El Tenerife era hace un siglo el mejor equipo de Canarias: en 1914 conquistó el primer campeonato regional de la historia al vencer en la final al Marino (4-0), tras imponerse meses antes al Real Victoria (0-1) en el Campo del Muelle Grande de la capital grancanaria con un gol de Aquilino del Pino. Y en abril 1915 repitió título regional al derrotar de nuevo al Marino (1-0), gracias esta vez a un tanto de Francisco Peraza, que cabeceó un córner ejecutado por Jorge Davidson.

Se trataban ya de campeonatos oficiales pues la creciente afición por la actividad deportiva había hecho que en febrero de 1915 se constituyera la Federación Tinerfeña de Fútbol con los cinco clubes más importante de la Isla: Tenerife, Nakens, Teide, Isleño y Laguna. Para entonces, los éxitos blanquiazules traspasaban las fronteras insulares e hicieron que, con motivo de la Feria de Abril, fuera invitado a disputar dos encuentros ante el Sevilla FC, campeón andaluz. Asimismo, se accedió a cumplir un compromiso adicional con el spañol de Cádiz.

La junta directiva del Tenerife, presidida por Juan Antonio Núñez Maturana, aceptó las invitaciones "de los equipos representativos de las dos capitales andaluzas". Y en esa cita celebrada en el Centro de Dependientes, acordó "costear el viaje de los señores jugadores, titulares y suplentes", mientras que los gastos de la estancia en Andalucía correrían a cargo de los adversarios. Además, se fijó para el sábado 10 de abril un banquete en el hotel Aguere (La Laguna) para homenajear a los ganadores del segundo título regional.

Tres días después, la expedición blanquiazul partía hacia Cádiz sin Julio Fernández del Castillo, que no obtuvo el preceptivo permiso materno. Ni siquiera la presencia del presidente Núñez Maturana en el hogar familiar hizo que el Tenerife pudiera contar con su elemento más destacado. l viaje se hizo a bordo de vapor Delfín, buque de ochenta metros de eslora construido treinta años atrás en Belfast (Reino Unido) y adquirido por la Sociedad de Navegación e Industria para cubrir la línea Cádiz-Tenerife a una velocidad máxima de trece nudos (unos 24 km/h).

Finalizada la travesía, el Tenerife emprendió viaje por carretera hacia Sevilla, donde apenas pudo descansar unas horas antes de medirse el sábado 17 de abril al Sevilla FC en el campo del Mercantil, sito en el Prado de San Sebastián. l equipo andaluz contaba con notables jugadores como Otero, Leconte o Peizotto, aunque su máxima estrella era nrique Gómez, interior diestro de sólo 17 años que se hacía llamar Spencer para que su padre no descubriera que seguía jugando al fútbol pese a su promesa de dedicarse por completo a los estudios.

Internacional e integrante de la mítica línea del miedo (scobar, Spencer, Kinké, León y Brand), Spencer falleció a los 27 años al jugar una eliminatoria de Copa ante el Madrid recién operado de apendicitis. Y aunque vio mucho fútbol, siempre elogió la exhibición que aquel sábado ofreció el Tenerife: se impuso por 0-6 con un fútbol combinativo poco visto en la Península y protagonismo de Maximino Acea, "portero de gran tamaño formado en Inglaterra que, amparado en su estatura, dominó por completo el juego aéreo, amén de mostrarse seguro en el blocaje".

También recibieron elogios el diminuto Miguel Corbella o el incansable Benito Gorrín, "capaz de recorrerse todo el campo sin dar muestra alguna de cansancio". Y por encima de todos Francisco Peraza, quien además de por sus goles y sus "increíbles remates de cabeza", también destacó, según las malas lenguas, por su actividad nocturna en las barracas de la Feria de Abril. Al día siguiente, ya sin Peraza, que al parecer acudió a la Plaza de Toros de la Maestranza a ver a Rafael el Gallo, Bombita y Limeño, el Tenerife aún fue capaz de derrotar al Sevilla (0-1),

De regreso a Cádiz, la agotada expedición blanquiazul afrontó el martes 20 su compromiso ante el spañol FC en el campo del Tiro Nacional, situado junto a La Caleta, donde con el tiempo se construyeron unos lujosos edificios bautizados por la gracia gaditana como "los bloques de Hollywood". l equipo rojinegro, que meses después se proclamaría campeón de Andalucía, acudió a la cita reforzado con elementos del Real Betis y el Recreativo de Huelva para evitar que se produjera una humillación similar a la sufrida por el Sevilla.

Y aunque el Tenerife resistió hasta el descanso, no pudo en la reanudación con el empuje local, la frescura de sus futbolistas... y algún contratiempo arbitral. Y se despidió con derrota ante el spañol (4-2), antes de que, a la mañana siguiente, la expedición regresara a la Isla a bordo del Delfín, que arribaría el sábado 24 de abril al muelle de Santa Cruz, donde una multitud de aficionados, banda de música incluida, "dispensa una calurosa bienvenida a los deportistas que tan brillantemente representaron a Tenerife en tierras andaluzas".