Iker Guarrotxena (Bilbao, 6-12-92) confiesa que inició su cesión por una temporada del Athletic al Tenerife con buenos presentimientos. Tanto en los entrenamientos como en los partidos -solo dos en la pretemporada- ha demostrado que está dispuesto a aprovechar cada minuto de esta experiencia.

¿Cómo le va en el Tenerife?

Estoy muy a gusto. Vine a jugar la mayor cantidad de minutos posible y para eso estoy trabajando. A ver si ahora, que me he recuperado de las molestias en el muslo, tengo la continuidad que deseo.

¿Le costó adaptarse?

Fue inmediata. Nada más llegar me recibieron muy bien. Suso me presentó a todos los compañeros, me sentí como uno más y, a partir de ahí, todo ha sido más fácil.

Su carácter le sirve de ayuda...

En casa me han inculcado que con trabajo se consigue todo y que hay que ser echado para adelante. Es la primera vez que salgo de casa y tampoco me podía quedar atrás, sino avanzar en mi carrera.

Lo tiene claro.

Es así. Aquí no he venido a especular, sino a ser echado para adelante, coger la mayor cantidad posible de responsabilidades y ayudar al equipo en todo lo que pueda.

¿Traslada todo eso al campo?

Es por lo que me ficharon, por esa chispa, esa agresividad, esa ambición que creo que tengo. Hay que intentar contagiar a los compañeros y yo aprender de ellos para, entre todos, hacer un gran año.

Porque quedarse en el Athletic...

No. Tenía que dar un paso más y este es de gigante. En el primer equipo no iba a tener los minutos que habría deseado, y el míster (Ernesto Valverde) me lo avisó. Creo que este no era mi momento para jugar en el Athletic. Espero hacer un buen año y demostrar que valgo.

¿Qué pensó cuando le propusieron incorporarse al Tenerife?

Cuando compraba cromos de fútbol, tenía entre ellos el escudo del Tenerife y ya lo veía como un club histórico e importante. Cuando me llamaron Alfonso (Serrano) y el míster (Cervera), ni me lo pensé.

¿A quiénes tenía en esos cromos?

Exactamente no me acuerdo; solo de tener el escudo. Pero sí puedo decir que Aguirreoa, que jugó en el Tenerife muchos años, me aconsejó que no dudase en venir, porque este es un buen sitio.

¿Peio Aguirreoa?

Sí. Ahora coordina a los porteros de Lezama y fue mi entrenador hace tres años en el segundo filial del Athletic. Me echó esa mano.

¿Qué más tuvo en cuenta?

Con eso me bastó, con lo que me dijeron el míster (Cervera) y Alfonso. Y también me vino bien tener aquí a un compañero como Albizua. Me llegaron ofertas de otros clubes, pero creo que la estabilidad y el proyecto ilusionante que hay en el Tenerife no lo iba a encontrar en otros equipos.

¿Cuántos años lleva vinculado al Athletic?

Iba a cumplir mi decimosegunda temporada en Lezama y esta es la primera vez que salgo. Hacerlo para venir a Tenerife es un honor.

Más de la mitad de su vida...

Así es. Este no era mi momento para jugar en el Athletic, pero lo seguiré buscando. No puedo tirar la toalla. Es el sueño de cualquier niño de Euskal Herria, pero venir a Tenerife a aportar todo lo que tengo y hacer grande a este club es una experiencia increíble.

¿Cómo llegó al Athletic?

Jugaba en el Ikastola San Nicolás y di el paso al CD Getxo, que es el equipo de mi pueblo. Estuve un año allí y Vicen Gómez, que era el ojeador de esa zona, iba a verme a algún que otro partido. Y así entré en el Athletic. Lo hice en el segundo año de alevines.

¿Un canterano de Getxo, como usted, tiene la única ambición de jugar en el Athletic?

Los que somos de Vizcaya tenemos ese sueño. Pero también sabemos que el fútbol no acaba ahí, que hay más sitios en los que poder triunfar. Sé que allí confían en mí.

Su nombre empezó a sonar cuando participó en una pretemporada con el equipo profesional teniendo solo 15 años...

Me llevó Caparrós. Fui a Huelva, pero tuve la mala suerte de que me lesioné en el primer entrenamiento. Fue una toma de contacto para que conociera la dinámica del primer equipo y no es que tuviera opciones de asentarme en la plantilla profesional. He superado varias lesiones y he tenido mala suerte, pero mi familia me ha inculcado que se puede conseguir cualquier cosa a base de trabajo.

Entonces, no tuvo una trayectoria sencilla en sus inicios.

Me operaron hace seis años del menisco. Me lo rompí. Pero no me lo quitaron. Me lo tuvieron que coser y estuve de baja más tiempo del esperado. Perdí un año, pero salí adelante. Ahora estoy totalmente recuperado. Tuve buenas sensaciones en los siguientes cuatro años y creo que así he podido llegar a un club como el Tenerife.

Volviendo a aquel verano de 2008, debió ser impactante...

Me quedé en la concentración durante doce días y encima compartí vestuario con Joseba Etxeberría, que en ese momento era el ídolo. Fue una experiencia increíble. Aprendí muchas cosas.

¿Etxeberría fue su modelo?

En aquel momento era el capitán del Athletic y jugaba en mi posición. Él hacía todo lo que yo deseaba hacer algún día en San Mamés. Me fijaba mucho en él.

¿Volvió a pasar al primer equipo?

No, hasta este verano. Este regreso me sirvió para competir con los jugadores del primer equipo. El míster creyó que no era mi momento y sé que él mira por el bien del club y por el mío.

Estando en el Tenerife pudo participar en los dos últimos partidos de ensayo. ¿Sensaciones?

Me encontré muy bien. En Las Palmas me llamó la atención el ambiente. Fue bastante caliente y me gusta competir en esos partidos. Lo del pasado domingo, contra el Elche, fue una toma de contacto increíble con el estadio. Creo que estoy en un buen estado de forma, tengo mucha confianza en mí mismo y estoy convencido de que puedo aportar bastante

Tiene un buen presentimiento.

Sí, es un año ilusionante. Eso sí, hay que ir con paciencia y humildad, saber de dónde venimos y creer que todos juntos podremos hacer una buena temporada.

¿Se identifica con el estilo de juego que tiene el Tenerife?

En cada equipo hay una forma de jugar. La que hay aquí es diferente a la que tienen en el Athletic, pero no es ni mejor ni peor. Simplemente hay que adaptarse.