Para Juan Carlos García se truncó el sueño de triunfar en España. Al menos por unos meses. Su condición de extracomunitario y la llegada de Uli Dávila lo han privado de la ficha necesaria para jugar hasta la apertura del mercado invernal en enero. Después de reunirse con Alfonso Serrano, prefirió quedarse a entrenar con el Tenerife que buscar un nuevo destino o regresar a la disciplina del Wigan inglés. "Es por necesidad", explicó a Deporte Total el internacional hondureño, "porque el club se ha visto obligado a sacrificar una plaza, ya que necesitan a un delantero por la lesión de mi compañero Diego Ifrán".

Al defensor catracho ni siquiera le extrañó ser el elegido "porque estoy en calidad de prestamo", reflexionó. Su idea es la de seguir trabajando al máximo a las órdenes de Álvaro Cervera, tal y como hizo en las dos sesiones preparatorias de ayer. "Es lo mínimo que puedo hacer, esforzarme en todos los sentidos", declaró a la espera "de lo que pase en diciembre". En esa fecha está prevista la nacionalización como español de Ifrán, lo que le abriría la puerta a García para ser inscrito ante la Liga de Fútbol Profesional (LFP).

Apenado, reconoce que "es una lástima" la situación que vive, pero se animó enseguida: "¡Vamos para arriba! ¡Mejores cosas vendrán!", insistió poniendo su predisposición como ejemplo al considerarse "un hombre de buen animo y muy perseverante". En la reunión con Serrano había aceptado que su estado de forma no era el adecuado para competir por un puesto todavía, algo que se comprometió a cambiar para que le llegue la oportunidad.

"En la vida las cosas buenas e importantes cuestan mucho, así que lo que podemos hacer es esforzarnos y ser perseverantes, al final las recompensas vienen a causa de ese sacrificio. Y no solo en el fútbol, si no en cualquier ámbito de la vida", concluyó García que no ha realizado ninguna declaración a los medios de la Isla.