De ninguno de los agentes importadores de fotingos que operaron en Tenerife en el siglo XX podemos decir aquello de "grandes y chicos", ya que por sí mismo cada uno de ellos es merecedor de un "diploma al mérito" comercial por lo arriesgado del negocio, y aunque parezca que existía una gran demanda, lo elevado del coste reducía peligrosamente el éxito en ventas.

Nuestro parque automovilístico es un fiel reflejo de la oferta europea, puesto que es muy rara la ausencia de marcas en nuestra isla, salvo rara excepción de algún fabricante que no haya pisado nuestro piche. En artículos anteriores en EL DÍA hemos comentado que de una determinada marca solo existió un solitario modelo, pero este no es el caso que nos ocupa, ya que la gestión realizada por el señor Juan Pablo Alonso Rodríguez (1885-1965) con los coches Derby fue más numerosa.

Don Juan Pablo fue un solvente comerciante de los más variados productos, entre los que se encontraban las cervezas Beck y Cook, leche holandesa Hollandia, etc., pero su espíritu emprendedor hace que se decida por comercializar los fotingos franceses Derby (1921-1936).

Los Derby eran vehículos equipados con motores de 800 a 1000 cc, livianos y rápidos, por lo que la mayoría de la oferta eran ejemplares deportivos al inicio de la producción.

El día 8 de julio de 1925, el primer pedido a la fábrica del señor Alonso es debidamente atendido, tratándose en esta ocasión de un torpedo 4 plazas con número de carrocería 538 y número de motor 12509. Tras ser embarcado en el puerto de Le Havre, llega a los depósitos de su agente el día 3 de agosto de 1925.

Previamente el señor Alonso anuncia sus coches en la prensa local -uno de ellos es el que ilustra este artículo de esta semana en el periódico EL DÍA, ya que en nuestros archivos carecemos de fotos de los Derby-.

El día 12 de agosto de 1925 un ejemplar Derby es señalado con la TF-2012: lo cercano de la numeración de este segundo ejemplar que llevó la TF-2014 indica el éxito de ventas y acogida por parte del automovilista insular.

El menor desembolso que representaba un Derby y el bajo coste de mantenimiento lo hacen muy apetecible a una gran diversidad de usuarios, puesto que incluso la comunidad religiosa de la Basílica de Candelaria se convierte en propietario de un modelo torpedo -aunque en la documentación oficial de fábrica figura el de "barquilla"-, para dos plazas con motor de 4 cilindros y 6 hp de potencia al que le asignan el 20 de octubre de 1926 las placas de TF-2091.

No sabemos si por desconsuelo o por decir "en casa del herrero, cuchara de palo", lo cierto es que el señor don Juan Pablo Alonso Rodríguez matricula para su uso privado un Derby al que le toca la TF-2099.

No están todos los Derby chicharreros, pero la realidad es que no queda ni un solo testigo vivo de esta marca gala.