El CD Tenerife no solo ganó, sino que además mostró una superioridad absoluta en todos los aspectos y momentos del juego. El equipo blanquiazul entró al partido sabiendo lo que debía y tenía que hacer para llevarse el encuentro. Pressing constante en campo rival, dominio del centro del campo, con Vitolo y Sanz como referencias, y defensa muy bien posicionada leyendo adecuadamente las posibles salidas al contraataque de la UD.

Injustamente el equipo amarillo se adelantó en el marcador, con gran jugada de los delanteros grancanarios en la primera ocasión que llegaron a la portería de Roberto. El CD Tenerife no acusó el gol, continuó con su idea inicial, presionando en el centro del campo y saliendo en ocasiones al contraataque. La constancia y perseverancia del equipo fue plasmada en una estrategia ofensiva de córner, extraordinariamente ejecutada entre Iker y Carlos Ruiz, que previamente ya habían avisado con una misma jugada que no entró por poco. A partir del empate, el equipo local fue dominador del encuentro, mereciendo llegar al descanso por delante en el marcador.

El CD Tenerife inicia la segunda parte como finalizó la anterior. Alto pressing tras pérdida en campo contrario, alto ritmo de juego y solidez defensiva. Dominó las transiciones defensa-ataque y contraataque, hecho que desencadenó el segundo gol. Centro preciso de Suso y gran llegada de Cristo desde la segunda línea en el segundo palo. A partir de aquí el Tenerife supo manejar a su antojo el partido. Replegó para dejar metros a su rival, aseguró la espalda de la línea de cuatro, dejando sin metros a la UD, mereciendo un mejor y más amplio resultado por las posibilidades de contraataque que se generaron en esta fase del partido.

En definitiva, el CD Tenerife superó a su eterno rival en lo físico, en lo táctico, en la mentalidad y en el manejo de cada momento del partido. Todo ello, con el apoyo incondicional de los aficionados, que ayudaron muy mucho a mantener el gran esfuerzo que realizó el equipo en todo el encuentro.