PASIÓN por el baloncesto. Es la palabra acertada para definir lo que corre por las venas de Ángel Recuenco y Jesús León Arencibia. Llevan toda una vida pegados al 15x18 (dimensiones de una cancha), siendo actores principales en sus facetas, si bien alcanzaron sus "Oscar''s" como árbitros, internacionales ambos.

Varias décadas después siguen desempeñado labores a pie de pista. Ángel es comisario ACB y "Chuchi" ejerce de delegado de campo del Canarias.

"Llevo 42 años vinculado al baloncesto. He tenido la suerte de ser jugador, entrenador, árbitro, comisario, padre, aficionado... ¿queda algo más?", indicó Ángel Recuenco.

¿Cómo es el quehacer de un comisario ACB?, lo cuenta así: "El partido comienza cuando recibes la nominación unos días antes. En mi etapa de árbitro había que analizar los partidos de otra forma, aunque ahora también se repasa quienes son los técnicos y algunas características de los equipos, sobre todo en cuanto a comportamientos posibles. El primer contacto con los árbitros se produce entre 70 y 90 minutos antes del choque", señaló.

"Como ahora tenemos un ordenador/tablet, proporcionado por la ACB, en casa bajo los datos del partido, conectándome a la web de Asociación para tener trabajo adelantado. Una vez que llego al terreno de juego y tras saludar a los árbitros y comentar con ellos alguna incidencia relativa al partido me dirijo al vestuario con los auxiliares de mesa y comentamos las novedades que pueda tener el choque, rellenando la documentación del partido en la tablet. El cronometrador y operador de 24 segundos van a la cancha para probar todos los aparatos eléctricos necesarios", puntualizó.

"Los delegados de ambos equipos me entregan las hojas de datos y las fichas de los jugadores que se comprueban con el anotador y el acta electrónica. Hasta que vamos al terreno de juego nuestro trabajo es filtrar todo aquello que pueda molestar la concentración de los árbitros para que ellos se dediquen exclusivamente a prepararse para el partido, labores que cuando no hay comisarios son realizadas por el árbitro principal. El prepartido termina con todo chequeado y, 20 minutos antes, salgo al campo con los árbitros y el delegado de campo (en Tenerife mi querido amigo Jesús León Arencibia). Los árbitros van al centro del campo y yo me dirijo a mi puesto en la mesa, controlando que todo se desarrolle de acuerdo al reglamento: aviso a los entrenadores de la firma del acta, se comprueba que todos saben si hay algo no habitual, existencia de copias en papel de las actas por si falla el ordenador, comprobación final del funcionamiento de los aparatos eléctricos, aviso al árbitro de que debe pitar los 3 minutos... Y, finalmente, empieza el partido", apuntó.

"Durante el juego debo estar atento a que no haya ningún error en el cronometraje, tomar notas básicas sobre incidencias, tanto en lo referente a cosas generales como a mi opinión de acciones reseñables de la actuación arbitral, que pueda remitir al final del partido al director de arbitraje de la ACB. Los entrenadores y delegados de los equipos nos tienen de referencia para resolver dudas del acta o del tiempo de juego. Eso sí, el comisario no toma decisiones, es una parte más que colabora y sirve de consulta siempre que el árbitro lo considere necesario".

"Finalizado el partido, el comisario es el responsable de terminar el acta electrónica, de atender si algún equipo quiere reflejar algo, de que la firmen y de mandar, desde el mismo campo, dicha acta electrónica a la ACB. Posteriormente hago una llamada al director de arbitraje ACB y le comento de primera mano mi visión del partido y de la actuación arbitral. Me despido de los componentes de la mesa y de los árbitros, dejando para hacer en casa un informe más pausado de lo que considero reseñable sobre la actuación de los árbitros", comentó.

Y del comisario ACB al delegado de campo, Chuchi Arencibia.

"Con tres líneas me basta. Y digo esto porque lo cierto es que el peso del trabajo me lo ponen en bandeja en el club, y sobre todo Airam Alonso, que es el currante y quien se encarga de que todo lo que necesita el equipo visitante y los árbitros -en vestuarios y cancha- esté en su sitio. Lo que sí es cierto es que los días de partido en casa -en los de fuera me pongo nervioso-, son diferentes. Vuelvo a tener el gusanillo en el estómago y, aunque no se pueda comparar con mi época arbitral, disfruto de mi pasión por este deporte como un chiquillo con zapatos nuevos (gracias Aniano, Félix... por acordarse de mi)".

Y llega el día "D": "Me desplazo al pabellón dos horas antes y recibido a los árbitros y al equipo visitante. Es cierto que el delegado de campo tiene responsabilidad como coordinador del orden en el terreno de juego y vela, junto a la Policía Nacional -ahí está el gran trabajo del subinspector Ramón Rueda- para que se guarde la seguridad de equipos y árbitros, y debe recabar su intervención, si fuera necesaria, para que todo transcurra con normalidad. Una vez concluye todo y acompaño a los árbitros al coche acaba mi función", comentó León.

"Después de dos años no se ha producido ni el más mínimo incidente digno de reseñar en ninguno de los partidos. Bueno, a mí los insultos racistas sí que me ponen colorado. Algún cuesco me he dado por el exceso de pasión de algunos aficionados. Afortunadamente la afición del basket es otra cosa", dijo.