El Tenerife 85-86 era un desastre. curso anterior había sobrevivido milagrosamente en Segunda División mientras la plantilla se enfrentaba al presidente López Gómez. Entre encierros, huelgas y acusaciones, encontró un técnico, el yugoslavo Dragoljub Milosevic, capaz de llevar la nave a puerto. Y por el camino le dio continuidad a varios elementos de la cantera, lo que animó a la directiva a prescindir en el verano de 1985 de los pesos pesados que se habían enfrentado al presidente: Rubén Cano, Lasaosa, Manolo, Camus, Paco, David...

Milosevic se encontró con una plantilla inexperta y una catarata de fichajes fallidos: Chuti y Alonso, del Calvo Sotelo; Haro y Lacalle, del Español; los brasileños Paulo Roberto y Tarsicio Moura y, con el curso iniciado, los argentinos Alfonso García y Walter Gesto, cedidos por el Español. Tras catorce jornadas, el Tenerife era colista de Segunda División y en la Copa del Rey había sufrido lo indecible para eliminar a un Orotava que ganó en Los Cuartos o a un Güímar que empató en el Heliodoro. Ambos se quedaron a un gol de la sorpresa ante un equipo sin rumbo, sin dinero y con una afición enfadada. Muy enfadada.

Cada partido en el Heliodoro era un suplicio para Milosevic, roto tras el fallecimiento de su hijo en trágicas circunstancias e insultado cruelmente por un sector de la grada. Los resultados, dos victorias en siete apariciones, no invitaban al sosiego. Tampoco lo pasaba bien Pepe López, acosado por una naciente oposición, la Alternativa Azul y Blanca, un grupo heterogéneo que se consolidaría alrededor de un ginecólogo palmero que no había cumplido los cuarenta años y se llamaba Javier Pérez. Pero incluso en sus peores años y en las circunstancias más adversas, el Tenerife siempre le reserva alguna alegría a sus aficionados.

Hundido en la tabla, con apenas nueve puntos y cinco negativos, el Tenerife eliminó de la Copa del Rey al invicto Sporting de Ablanedo, Jiménez, Mino, Cundi, Joaquín, Mesa, oy, Quini... O lo que es lo mismo, al segundo clasificado de Primera División a sólo un punto del Real Madrid. Dos semanas después le tocó enfrentarse a un Valencia con internacionales absolutos como Arias, Tendillo, Castellanos o Roberto. Y con elementos con pedigrí en la máxima categoría como Sempere, Quique Flores, Voro, Subirats, Fernando, Arroyo, Giner o Cuxart. Y con el uruguayo Wilmar Cabrera, figura del Nacional de Montevideo.

sorteo deparó que el partido de ida se jugara en Valencia, aunque el cierre del Luis Casanova tras un calamitoso arbitraje de Pes Pérez en un choque ante el Sevilla hizo que el encuentro ante el Tenerife se trasladara a Albacete. Y el frío, la lluvia y el viento provocaron que apenas 1.500 espectadores acudieran al Carlos Belmonte. técnico ché, Óscar Rubén Valdez, salió con lo mejor que tenía... aunque el Barça visitaba Valencia cuatro días después. No se fiaba de un Tenerife que, tras eliminar al Sporting, había encadenado dos triunfos ligueros ante che y Cartagena. Y que también alineó su once de gala.

De entrada, el grupo de Milosevic se encomendó a Aguirreoa, "buen portero que salvó a su equipo en las pocas ocasiones que tuvo un Valencia sin personalidad", según las crónicas. Eso sí, tuvo la ayuda del larguero, que en la primera mitad repelió un disparo de Fenoll. En la segunda parte, "luchando con modestia y cerrándose atrás con orden", resistió a un rival que "se mostró más incisivo tras la inclusión de su goleador Sixto, pero sin desbordar a un crecido Tenerife que, como siempre ocurre, marcó cuando más presionaba el adversario". Para entonces, Paulo Roberto reforzaba el mediocampo y Julio quedaba como único punta.

los fabricaron el gol: control del brasileño, pase profundo y un duro remate esquinado de Julio. Pasada la Navidad, el Tenerife volvió a ganar (3-1) en el Heliodoro y eliminó al Valencia. En regresar al caos liguero tardó mucho menos, sólo cuatro días: el domingo siguiente perdió (4-1) en Huelva y cayó a zona de descenso. Eso sí, el doble triunfo ante el Valencia no sería la última sorpresa que dio el Tenerife antes de irse a Segunda División B. Así, una semana antes de consumarse el desastre, cuando Pepe López ya maduraba su marcha, alguien quiso arreglar el choque ante el Recreativo.

equipo andaluz visitaba el Heliodoro con opciones de ascenso y trató de asegurar su triunfo en la Isla. Julio Suárez desveló la oferta recibida, cuatro millones de pesetas, y la afición, que ya tenía motivos de sobra para el enfado, alimentó la sospecha de que hubiera más jugadores tocados. Y acudió a observar a su equipo con lupa. ¿Resultado? Tenerife ganó 3-0 y dejó al Recre sin ascenso. Pocos equipos son capaces de ofrecer lo mejor en medio del caos. Y aquel Tenerife ya lo había demostrado durante su apasionante aventura en la Copa del Rey.