No pasará a los anales de la historia del fútbol el partido que protagonizaron ayer Alcorcón y Tenerife en el Municipal de Santo Domingo. Sin goles después de 90 minutos, casi sin ocasiones y con un juego que aburrió hasta a las ovejas. Por eso, el cómo puede ser discutible. Porque resultaría imposible vender lo que se vio sobre el césped como un espectáculo, como un entretenimiento. En cambio, el qué admite poca discusión para el siempre controvertido entorno blanquiazul. Porque su equipo sumó un punto fuera de casa (segunda vez que puntúa en la presente temporada a domicilio), mantuvo la portería a cero (primera vez en 2014 lejos de la Isla) y acumula cuatro puntos de los últimos seis en disputa. Desde ese punto de vista, es además un bloque en crecimiento si el análisis se fija en el funcionamiento defensivo. Otra cosa es el ataque, donde la ausencia de Diego Ifrán se ha convertido en un auténtico calvario. Eso sí, ayer ya llovió menos para Cervera porque volvió un once más reconocible en el conjunto insular de esta temporada. Aitor Sanz, que ya había jugado media hora la pasada semana, retornó al once para formar doble pivote con Vitolo. La otra novedad fue Ricardo León, que empezó escorado a la derecha. De esa banda pasó a la delantera Suso Santana, en busca de esa velocidad que el técnico no encuentra para su ataque si no está el de Taco. El partido resultó tal y como se esperaba. Dos fórmulas futbolísticas muy parecidas, casi sin talento en el medio, con mucha intensidad. Vivir para robar, para sorprender. Pero sin intención alguna de arriesgar. Así salió una de las peores primeras partes que se habrán visto en la Liga Adelante esta temporada. Ni un solo tiro. Ni entre los tres palos ni por fuera. Nada de nada. Falcón y Carlos Abad apenas sacaron de portería. Sus pulsaciones no debieron acelerarse en exceso. Vivieron tranquilos antes del receso, salvo en algún momento demasiado puntual para olvidarlo. La única acción ofensiva reseñable por parte visitante fue un centro de Suso desde la izquierda que no alcanzó a rematar Aridane dentro del área (12''). En el otro lado, solo una combinación de Óscar Plano que acabó en disparo. Pero que taponó la defensa sin mayores dificultades (26''). Así se murió el primer acto. Defensivamente habrá sido feliz para los entrenadores, pero ofensivamente resulta imposible sentirse bien con lo presenciado hasta entonces. Menos mal que la entrada solo garantiza el acceso al estadio y no el espectáculo porque la oficina del consumidor tendría 2.108 denuncias hoy. Las de todos los que pasaron frío en las gradas del recinto alfarero. Con la esperanza de disfrutar de otra cosa se dispusieron a ver el segundo acto de aquella obra pétrea y sin lustre. David Rodríguez fue el encargado de disparar por primera vez (48''). Fue la prueba de que el Alcorcón quería dar un paso adelante. Eso sí, sin riesgos. Bordalás lo tiene claro: el fallo que lo cometa el rival. A punto estuvo de cambiar el gesto cuando se produjo la mejor acción de ataque visitante. Cristo Martín acabó centrando desde la derecha y Aitor Sanz cabeceó demasiado cruzado en el primer palo (58''). Fue solo un chispazo porque la realidad es que pareció más cómodo en esos minutos el equipo amarillo. Por eso, Cervera movió ficha dando entrada a Víctor García en lugar de Ricardo. El canterano, el noveno que recibe la alternativa con Cervera, no desentonó en el trabajo defensivo. Aunque tampoco tuvo oportunidad de lucir en su fuerte. Para entonces lo habían intentado Guichón (59'') y Tienza (62'') desde lejos. Los cambios locales, aunque llegaron tarde, fueron un poco de dinamita. Pero en realidad no cambió la fórmula, por lo que todo quedó a expensas de la casualidad que nunca se produjo. La presencia de Máyor y Anderson resultó anecdótica. Bien situado sobre el terreno de juego, el Tenerife se defendió bien. No sufrió, aunque no le quedaran fuerzas para sacar algún contragolpe peligroso. Y cuando lo hizo, el destinatario fue el equivocado. Así, la lentitud de Aridane dejó en nada un gran pase de Carlos Ruiz a la espalda de la línea defensiva alfarera (78''). Para entonces, ya rondaba por las cabezas insulares la idea de valorar el punto como un tesoro a la espera de mejores días.