El objetivo que tenía Álvaro Cervera cuando se enfrentó a la configuración de la plantilla de esta temporada era rodear de gol al delantero para que el equipo tuviera más recursos, también a través del acierto a balón parado, y evitar de esta forma la dependencia de un solo goleador, como sucedió con Ayoze Pérez el curso anterior.

Ayoze marcó 16 de los 46 goles del equipo (además dio 7 asistencias), una cifra desproporcionada que generó absoluta dependencia de su inspiración. La mayoría de sus compañeros de la zona de ataque dejaron el equipo: se marcharon Aday Benítez, Édgar, Chechu, Luismi Loro, Borja, Nano y Juanjo Expósito. Entre todos los salientes habían hecho 7 goles, cifra considerada muy deficiente para lograr metas mayores.

En este nuevo proyecto, una vez cerrado el fichaje del sucesor de Ayoze, el reto era rodearlo de jugadores que tuvieran gol, pero el tiro no ha podido salir más fallido. Vinieron Maxi Pérez, Íker Guarrotxena, Uli Dávila y "Ruso" García y continúan Aridane, Suso y Cristo Martín. Al cabo de una vuelta completa, los medias puntas han marcado solo 5 tantos. El equipo está en la misma dinámica del año anterior, empobrecida porque, entre lesiones y sanciones, Ifrán solo ha podido jugar poco menos de la mitad de partidos y porque no hay ningún gol logrado desde la defensa (entre Bruno y Carlos Ruiz sumaron 5 el año pasado).

El Tenerife comparte con el Llagostera el número más bajo de goles de la categoría (17), con un promedio de 0,5 en este último tramo. Desde su triunfo en Zaragoza (2-3), el equipo ha jugado diez encuentros y ha marcado cinco tantos, cuatro obra de Ifrán y uno de Vitolo, de penalti. De hecho, es significativo que el último tanto que logró el equipo en jugada, sin que lleve la firma del uruguayo, fue el derechazo de Suso a la escuadra ante el Barcelona B, pero de eso hace ya casi ¡tres meses!.

Detrás de Ifrán no hay gol.