Álvaro Cervera continúa al frente de la dirección deportiva del Tenerife, pero la decisión adoptada por el presidente Miguel Concepción no aboca al técnico a un ultimátum para el partido del sábado en el Carlos Belmonte, salvo que la imagen del equipo empeore y se produzca una derrota abultada. La intención del presidente es darle normalidad a la situación de Cervera en el banquillo, de manera que Álvaro podría continuar en su puesto aunque el equipo no gane el sábado. Eso sí, una versión decepcionante del equipo y un mal resultado abocaría a Concepción a cambiar al entrenador, porque en el club se considera inviable, en ese caso, que Cervera vuelva a pasar el examen del Heliodoro en un clima tan crispado como el que se produjo el pasado sábado.

El presidente mantiene en su cargo al entrenador por el que ha hecho su apuesta más firme en los nueve años de mandato y lo hace resistiendo, en contra de la opinión mayoritaria en el Consejo, partidario del cambio de técnico desde hace una semana.

Concepción ha dudado seriamente. El sábado parecía dispuesto a cambiar al entrenador, casi forzado por el paisaje de la derrota ante la Ponferradina, partido en cuyo último tramo el público también pidió la dimisión del propio mandatario. Pero el presidente cree en la capacidad de Álvaro Cervera y ha dado el paso más difícil, en contra de la opinión mayoritaria de los aficionados que se manifestaron en el Estadio y del propio entorno del club. Frente a la duda, Concepción ha evacuado otras consultas con personas de dentro y de fuera de la entidad, incluidos los capitanes ayer por la mañana, hasta llegar a la conclusión de que el problema del equipo no es de entrenador. Además, en la balanza ha pesado el hecho de que el Tenerife está ante una semana clave para su futuro, porque este viernes se cierra el mercado de fichajes, en el que la entidad piensa incorporar, además del recién llegado Juan Carlos Real, a otros dos refuerzos, que son petición expresa de Cervera. Echar al técnico abriría una incertidumbre respecto a qué hacer con este asunto en los próximos días. Por el contrario, esperar al partido de Albacete, en la confianza de que el equipo reaccione, le da al club un margen de maniobra que puede traer como consecuencia que un buen resultado en el Carlos Belmonte cierre la herida antes de recibir al Girona en el Estadio. La referencia de la respuesta que dio el vestuario, respaldando a su técnico cuando en Pamplona se planteó una situación similar, anima al mandatario a esperar. En el fútbol, las cosas cambian.