Como tantas veces hizo desde el verano de 2012, Álvaro Cervera se acercó ayer a El Mundialito coincidiendo con un entrenamiento del CD Tenerife. Esta vez no lo hizo para quedarse, para trabajar. Un día antes, el club había anunciado su destitución. Pero tenía que despedirse del equipo. Fue su encuentro más amargo con los jugadores.

Cerca de las diez de la mañana, Álvaro entró a la zona de vestuarios. Primero pasó unos minutos en la parte que está reservada para a los técnicos y luego se reunió con los futbolistas, a los que dedicó una emotiva charla. Sus palabras tuvieron como respuesta el aplauso de los que fueron sus jugadores, en algunos casos incluso desde que inició su trayectoria en el club. Así, sin más, una hora más tarde, Cervera se marchó mientras el equipo se disponía a salir al césped. Tocaba empezar a preparar el partido con el Girona. Al frente del grupo, Roberto Perera, Guillermo Rodríguez, Zeben Ortiz e Iván Méndez, los exayudantes de Álvaro.

Tras la práctica, el primer capitán de la plantilla, Suso Santana, confesó que había vivido su "día más triste" como futbolista del Tenerife, y afirmó que, al igual que sus compañeros, se sentía "responsable" del despido del entrenador. "Teníamos la esperanza de que siguiera, pero tal como está el ambiente, era difícil mantenerlo", añadió el de Taco. Respecto al compromiso del grupo con el técnico, dijo que "la mayoría estaba con él".

Suso aseguró que Álvaro lo marcó "deportiva y personalmente", y añadió que supo sacar su mejor versión. "Le estaré eternamente agradecido", concluyó.