Lo mejor para él está por llegar. César Martín Pérez (Santa Cruz de Tenerife, 18/12/1995), uno de los dos embajadores de Tenerife en la Superliga masculina de voleibol -el otro es Álex Fernández (Almería)-. ya tiene un presente deportivo dichoso, porque acaba de proclamarse campeón de la Copa del Rey con su equipo, pero, sobre todo, espera disfrutar de un futuro prometedor. De hecho, César, que se formó en la Escuelita antes de emigrar, recaló esta temporada en el equipo aragonés procedente del Castilla y León Palencia 2014, que es el equipo formado por los jugadores elegidos por la Federación Española como proyecto de futuro para la selección. César ya ha vestido la camiseta nacional en juveniles y juniors. El Teruel es, además, uno de los dos mejores equipos de España, en lucha directa con el Unicaja Almería, al que le disputa los dos grandes títulos, de manera que para César este fichaje es un paso adelante. "Claro, he venido a un equipo grande, me ficharon para aprender, como proyecto de futuro, pero significa un avance en mi carrera". Aunque juega pocos minutos, "porque en mi puesto tengo por delante a un jugador con mucha experiencia (Víctor Viciana), muy potente, y yo solo tengo 19 años y estoy en pleno aprendizaje", César está disfrutando de la experiencia. "El voleibol es el deporte más importante en Teruel, nuestra cancha se llena, hay mucha difusión y seguimiento de nuestros partidos y te conoce todo el mundo. Aquí me siento como un futbolista", dice sonriendo.

La final del pasado domingo fue un gran espectáculo en la ciudad, en especial después del partido con el triunfo 3-0 sobre el gran rival, Unicaja Almería, en cuyas filas jugó el tinerfeño Álex Fernández. La edición del Heraldo de Aragón ilustraba la celebración del equipo con una foto de César colocando una bufanda a la estatua de El Torico, "porque es tradición hacerlo", pero César no pudo terminar de celebrarlo. "Estudio bachiller a distancia y me tuve que ir a preparar un examen. Es el único pero, hacer compatible el volei con los estudios, porque de resto vivo muy bien, comparto con un compañero el piso que nos puso el club, entrenamos 40 horas semanales y los fines de semana, partido". Tanto trajín le impide ver a su hermana Lorena a menudo. "Ella juega en el Soria, en el equipo de la Federación, estamos a poco más de dos horas, pero no coincidimos".

La experiencia vivida el domingo fue inolvidable. "La final se jugó en nuestra cancha, con un lleno absoluto y con la idea de sacarse la espina del año pasado, cuando el Teruel cayó en semifinales ante el mismo rival. Fue una gran alegría para todos". El nuevo desafío es la Liga, porque para la selección queda tiempo. "Todavía hay gente muy fuerte por delante". Cuestión de tiempo.