CUENTAN que una llamada de teléfono de Raúl Agné cambió la vida de Juan Francesc Ferrer, Rubi. Ya se conocían desde hacía años. El fútbol había unido sus caminos. Y el actual técnico del Tenerife quiso que los lazos se unieran aún más en el verano de 2011. Dentro de tres días, cada uno en un banquillo del Heliodoro, serán adversarios.

Rubi había intentado por todos los medios hacer carrera en el fútbol. Como jugador no tuvo suerte y nunca pasó de la Segunda B, en clubes como Hospitalet, Pontevedra o Terrassa; e insistió pasando al otro lado de la línea de banda. Comenzó su carrera como entrenador muy joven, casi sin haber colgado las botas, y fue avanzando desde su equipo de origen, el Vilassar de Mar, hasta el Benidorm, dirigiendo en medio al Hospitalet, Sabadell, Espanyol B e Ibiza, casi siempre en la categoría de bronce. Pero el último proyecto en el que se embarcó, el del Benidorm, no tuvo continuidad y, de repente, se vio fuera de la rueda de su gremio al final de la campaña 2009/2010. Quizás pensó en ese momento que no había prosperado lo suficiente como "míster" y se planteó modificar sus planes de futuro, dejando a un lado su gran pasión, el fútbol, para dedicarse al negocio familiar para el que se había graduado en Empresariales, un mayorista del sector de las agencias de viajes.

La decisión ya estaba tomada, pero apareció su amigo Raúl. El preparador de Mequinenza, solo cinco meses mayor que él -nacieron en 1970-, sí había rebasado la frontera que separa el fútbol amateur del profesional y, a esas alturas, ya tenía en su currículum un ascenso a Segunda A con el Girona, otra campaña al frente del conjunto de Montilivi y una más en el Recreativo, ambas en la Liga Adelante.

Coincidiendo con el año que pasó Rubi sin entrenar, Agné regresó al Girona, al que dejó en una más que digna undécima posición en la temporada 2010/11. Raúl se había ganado la continuidad en el club y se propuso dar un paso adelante. Una de sus medidas consistió en aumentar su grupo de auxiliares, y enseguida pensó en Rubi, al que recuperó para el fútbol en junio de 2011. De esta manera, el entrenador del Real Valladolid en el presente ejercicio pasó a ocuparse primero del seguimiento de los rivales y luego se especializó en las jugadas de estrategia del Girona.

Pero todo ese trabajo no estuvo acompañado por los resultados y Agné fue relevado de su cargo tras la vigésima jornada, con los gerundenses en el penúltimo puesto de la clasificación. Rubi siguió vinculado al club, asegurándose primero de que no iba a defraudar por ello a Agné. "Prefiero renunciar a un trabajo que romper una relación, y Raúl me liberó y me dio tranquilidad", llegó a comentar en esas fechas mostrándose agradecido.

De este modo, Rubi permaneció en el Girona trabajando a las órdenes de Josu Uribe, que solo duró once partidos, y de Javier Salamero. Entonces, una vez finalizada la Liga con la permanencia del Girona, le llegó la oportunidad de ser el jefe por primera vez. Y lo hizo con una nota muy alta, pues estuvo cerca de lograr el ascenso a Primera División (2013). A continuación entró en el equipo técnico del FC Barcelona, recomendado por Tito Vilanova, y, finalmente, aceptó el reto de devolver al Real Valladolid a Primera, objetivo que va encaminando con el paso de las jornadas.

Rivales como jugadores

Con alguna excepción en otras comunidades, Raúl Agné y Rubi desarrollaron sus carreras como futbolistas en Cataluña, tanto en Tercera como en Segunda División B. El entrenador del Tenerife, especializado en el puesto de central, tuvo que frenar más de una vez a aquel habilidoso delantero que ahora dirige desde el banquillo al Valladolid. Por ejemplo, Agné y Rubi coincidieron en un terreno de juego estando el primero en el Figueras y el segundo en el Hospitalet, en la temporada 95/96 (Segunda B). Y repitieron dos ejercicios más tarde, con Rubi vistiendo el uniforme del Terrassa y Raúl defendiendo los intereses del mismo club.

Y también como técnicos

Aunque tienen la misma edad, Rubi empezó a entrenar tres años antes que Agné. El preparador del Valladolid lo hizo a partir de 2001, poniéndose al frente del Vilassar, en el que desempeñó esa función dos temporadas. Luego pasó al Hospitalet, en Tercera, y siguió en el Sabadell, en Segunda B. No fue hasta la Liga 2005/06, la primera de su etapa en el Espanyol B, cuando se enfrentó a un equipo de Agné, el Peralada. La escuadra gerundense empató con el filial (1-1) en la primera vuelta, pero cayó por 6-0 en la visita a la Ciudad Deportiva del Espanyol, el 5 de febrero de 2006. Luego, en la campaña siguiente, Rubi y Agné volvieron a ser rivales, con la diferencia de que Raúl había cambiado de club, el Peralada por el Girona. En esta ocasión, los de Agné derrotaron al Espanyol B las dos veces. En septiembre de 2007 lo hizo por 0-2 y en febrero de 2008, por 4-2 en Montilivi, con uno de los goles marcados por el exblanquiazul Chechu. El Girona logró ese curso el ascenso a la Segunda División.