O mejor de las semanas de derbi es que te devuelven la posibilidad de escuchar a los que saben. Son días de reencuentros. Entre los recursos, aún no en desuso en los medios de comunicación, está la reaparición de los veteranos, de los jugadores que han vivido los derbis desde dentro. Ya sé que en el fútbol, especialmente por estos pagos, las cosas son del signo del último resultado, pero la historia es imborrable, afortunadamente.

Esta semana fue un privilegio el largo rato de fútbol que compartimos con David Amaral, que apostó por la calidad como factor desequilibrante de la contienda de este mediodía. Él cree que ganará as Palmas, aunque desea que lo haga el Tenerife; su opinión, tan autorizada, es un contrapeso respecto a la idea que vengo manejando desde que acabó el choque del domingo ante el Valladolid y que va en la misma línea de las sensaciones que reveló Jorge Fernández, esperanzado con la posibilidad de que el Tenerife le complique seriamente el partido a as Palmas, a base de intensidad y orden táctico.

Jorge es un fetiche futbolístico de mi niñez, un talento libre del concepto de temporalidad que relativiza todo, especialmente aquello que parece viejo, en el fútbol. Él habría sido una estrella también en esta época, como lo fue en la suya, aunque brilló privado del eco mediático que habría tenido ahora. Escucharle hablar del juego, de las sensaciones, de las ilusiones y los temores de un jugador canario ante un partido como el de hoy, es uno de los privilegio de esta profesión. Hace 40 años me acerqué a pedirle un autógrafo a la puerta del vestuario en el Heliodoro; ahora incluso sé lo que había sentido detrás de aquella pared.

Según avanzó la semana fueron creciendo las sensaciones, con Toño y Alberto Molina, hasta que arribaron en la inefable aparición del gran Mauro ("estoy mal de la columna, pero sigo bien de la lengua"), de Molina, Barrios o Andrés, componentes de un deliciosa tertulia el viernes en Radio El Día. El entorno del Tenerife no es proclive al culto a los jugadores que escribieron su historia, jalonada de grandes momentos casi siempre en clave de rebeldía frente a la dificultad. Nunca ha habido sitio para ellos en el palco -como lo hay para Germán en el Gran Canaria-, incluso han vivido momentos de tensión en su lucha por ser reconocidos por la entidad, pero con ocasión de los grandes acontecimientos, como el que nos aprestamos a vivir hoy, el fútbol les reconoce su papel y se encarga de devolverlos al primer plano, porque no hay una manera mejor de entender el significado de estos partidos para un jugador del Tenerife que escuchar a los que más saben. Y todos ellos le dan chance al equipo de Agné hoy.

a propósito